El pollito y el águila

—¿Estás disfrutando tu libro? —preguntó mamá al ver a Balbina acurrucada en el sillón con un libro de leyendas.

—Sí —contestó Balbina—. Acabo de terminar una historia sobre un águila bebé que creía que era un pollito.

—¿Por qué pensaba eso? —preguntó su hermanito menor, Lucas.

—Bueno, cuando todavía estaba dentro del cascarón, el huevo fue robado y llevado al gallinero —explicó Balbina—. La gallina no sabía que ese huevo no era suyo y se puso a empollarlo con el resto de sus huevos. Cuando el cascarón se rompió, ella lo crio como a uno de sus pollitos.

—Alguien debió decirle que era un águila —opinó Lucas.

—¡Sí, se lo dijeron! —exclamó Balbina—. El viejo búho sabio que vivía cerca de la granja le dijo que era un aguilucho, y que podría volar muy alto en el cielo, como las grandes águilas, pero él no lo creyó. Siguió viviendo como un pollo hasta el día que murió.

—¡Qué absurdo de su parte! —comentó Lucas—. Podía haberse remontado por los aires, ¡pero lo único que hizo fue escarbar la tierra!

—A veces nosotros hacemos lo mismo —observó mamá.

—¿Escarbamos la tierra? —preguntó Balbina—. Yo no hago eso.

—Yo tampoco —Lucas sacudió su cabeza.

—No de forma literal —aseguró su madre—. Pero, al igual que esa águila, muchas veces no nos damos cuenta de todo nuestro potencial. La Biblia dice que todos éramos una vez esclavos del pecado. Entonces Jesús vino a salvarnos y a liberarnos del poder del pecado.

—¿Y eso significa que no tenemos que seguir pecando? —preguntó Balbina.

Mamá asintió.

—Debido a que confiamos en Jesús, Dios nos ha dado el poder para decirle no al pecado. Pero, al igual que ese pequeño aguilucho que vivió como un pollito, muchas veces elegimos vivir como si no pudiéramos evitar hacer cosas malas. Esa es una necedad mayor que la del águila, ¿no creen?

Balbina y Lucas asintieron.

—Hemos sido liberados y ya no estamos gobernados por el pecado —agregó mamá—. Cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo malo, podemos detenernos de inmediato y confesar nuestro pecado a Jesús, que siempre nos perdona. No tenemos que quedarnos atrapados en los hábitos pecaminosos. Jesús nos ha hecho libres del pecado, ¡para que podamos remontarnos en las alturas con Él!

TANYA FERDINANDUSZ

DIOS DA EL PODER PARA DECIRLE NO AL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:2

LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS TE HA LIBERTADO DE LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE.

¿Sabías que, si confías en Jesús como tu Salvador, tienes el poder de decirle que no al pecado? No necesitas ceder a él porque Jesús te ha hecho libre del pecado y este ya no te controla. Cuando sientas la tentación de hacer algo malo, recuerda que puedes decir que no y confía en que Dios te ayudará a hacer lo que sea correcto. ¡Dale gracias al Señor por liberarte del pecado y por hacer que Su poder esté disponible para ti!

Clave de Hoy
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