Cristianos diluidos

—Mamá, ¿qué les pasa a estos cubos de hielo? —preguntó Nora—. ¡Están todos marrones!

La madre miró los cubos oscuros y sonrió.

—Utilicé té helado para hacer esos hielos —explicó—. Los hice para tu abuelo. Ya sabes cuánto le gusta un buen té helado bien cargado en los días calurosos de verano.

Nora sonrió a su abuelo, que estaba sentado en la mesa de la cocina. Sabía que no le gustaba que su té quedara diluido e insípido cuando los hielos se derretían. La niña sacó varios hielos marrones y los puso en un vaso grande. Después sirvió un fresco té helado en el vaso.

—Toma, abuelito. Es un té cargado y no se dañará por los cubos de hielo comunes y corrientes.

—Gracias, Nora —expresó el abuelo, tomando su té—. Está tal como me gusta —él tomó un bocado grande y dejó salir un suspiro—. Ahora, ¿qué pueden enseñarnos esos cubos de hielo sobre cómo vivir la vida cristiana?

Mamá y Nora intercambiaron miradas. El abuelo era capaz de encontrar una lección espiritual en casi cualquier cosa.

—Bueno —contestó Nora—. Supongo que los cubos de hielo hechos con té mantuvieron tu té fuerte, y queremos ser fuertes como cristianos, ¿verdad?

—Es correcto —afirmó el abuelo—. Cuando usas cubos de hielo regulares, estos de derriten en el té y queda diluido, débil e insípido. No queremos ser cristianos diluidos, ¿verdad? —él tomó otro sorbo de su té—. ¿Qué tipo de cosas podrían diluirnos si no tenemos cuidado?

—Mmm —dijo Nora—. Tal vez ir con la corriente con lo que todos los demás hacen, solo para encajar.

El abuelo asintió.

—Cuando permitimos que las opiniones de otros determinen lo que pensamos y hacemos, en lugar de Dios, eso nos hace débiles e inefectivos. La Biblia nos ice que nos separemos del mundo. Eso significa que deberíamos pensar y actuar de un modo diferente de las personas que nos rodean y que no conocen a Jesús. En lugar de buscar el valor y el contentamiento en las cosas de este mundo, debemos ver a Jesús, quien nos ama tanto que murió en la cruz para salvarnos.

El abuelo terminó su té y después sacudió el vaso, haciendo que los cubos de hielo marrones que estaban en el fondo sonaran.

—No podemos servir a Jesús y el mundo, uno de los dos diluirá al otro en algún momento. Debemos recordar que pertenecemos a Jesús y confiamos en que Él nos ayudará a seguir siendo fuertes al seguirlo.

LOIS A. TEUFEL

SIGUE A JESÚS, NO AL MUNDO

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 6:17

«SALGAN DE EN MEDIO DE ELLOS Y APÁRTENSE», DICE EL SEÑOR.

¿Las demás personas pueden darse cuenta de que eres diferente por tu forma de vida? Aunque el mundo nos diga que lo que nos da valor son las cosas que poseemos o lo que la gente piense de nosotros, la Biblia nos dice que busquemos a Jesús para encontrar nuestro valor en Él, y somos tan valiosos para el Señor que Él murió para salvarnos. No diluyas tu vida con las cosas de este mundo. Sigue lo que Jesús dice y confía en que Él te ayudará a reflejar Su amor en tu vida.

Clave de Hoy
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