El poder de la batería

—Puedo quedarme hasta las cuatro y media —le dijo Renata a Sara mientras veía su reloj—. Ahora son solo las tres y veinticinco, así que tenemos más de una hora.

—¡Qué bien! —Sara sonrió—. Me encanta tu reloj, está genial.

—Sí —afirmó Renata—. Me lo dio mi abuela por mi cumpleaños.

—A ver, ¿qué podemos hacer? —preguntó Sara—. ¿Quieres ayudarme con un libro de recortes que me dio mi mamá? También tengo pegatinas.

—Bueno —contestó Sara—. Tenemos mucho tiempo.

En pocos minutos, las niñas tenían papeles, pegatinas, tijeras, fotografías y retazos esparcidos por toda la mesa. La estaban pasando muy bien cuando el padre de Sara entró a la habitación.

—¿Cómo están, niñas? —les dijo—. ¿Se están divirtiendo?

—Claro que sí —respondió Renata. Cuando él se fue, la niña se dirigió a Sara—. Tu papá llegó hoy temprano del trabajo, ¿verdad? —ella miró su reloj—. Son solo las tres y veinticinco —entonces volvió a ver su reloj—. ¡Las tres y veinticinco! Es la hora que dije antes. ¡Mi reloj se detuvo! Tengo que volver a mi casa.

Renata agarró su mochila y salió corriendo. Cuando llegó a su casa, entró a la cocina y vio que su madre estaba leyendo lago en su celular.

—El papá de Sara me escribió para avisarme que llegarías tarde —le comentó mamá. El reloj de la pared decía las cinco y quince.

—¡Lo siento! —expresó Renata, estirando su brazo—. ¡Mi reloj está dañado!

—Eso es lo que dijo el padre de Sara —la madre revisó el reloj—. Creo que solo necesita una nueva batería.

Mamá tenía razón y, cuando tuvo la nueva batería, Renata estaba encantada de ver que su reloj funcionaba como nuevo.

—Las baterías siempre me recuerdan al poder de Dios —dijo su madre, pensativa—. El reloj necesita el poder de la batería para poder dar la hora correcta, y nosotros necesitamos el poder de Dios a través del Espíritu Santo, para poder hacer las cosas correctas.

—Y sí tenemos al Espíritu Santo, ¿verdad? —preguntó Renata.

—Sí —respondió mamá—. Después de resucitar de entre los muertos, Jesús les dijo a los discípulos que, cuando regresara con Su Padre, el Espíritu Santo vendría a estar con ellos. Él vive dentro de todos los que confían en Jesús como su Salvador; nos ayuda a crecer para que sean más como Jesús y nos da poder para demostrar a otros Su amor.

Renata sonrió.

—Y, a diferencia de la batería de mi reloj, ¡el poder de Dios nunca se acaba!

BEVERLY KENNISTON

EL ESPÍRITU SANTO DA PODER A LOS CRISTIANOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 3:16

¿NO SABEN QUE USTEDES SON TEMPLO DE DIOS Y QUE EL ESPÍRITU DE DIOS HABITA EN USTEDES?

¿Tienes el poder del Espíritu Santo en tu vida? Si conoces a Jesús como tu Salvador, la respuesta es sí. Cuando pusiste tu confianza en Jesús, Su Espíritu vino a vivir en ti, para que siempre tengas el poder y la presencia de Dios en tu vida. La próxima vez que tengas una oportunidad de tratar a alguien con bondad y apuntarles a Jesús, recuerda que el poder del Espíritu Santo está disponible para ti. Confía en que Él te ayudará a poner en práctica Su amor en tu vida.

Clave de Hoy
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