El oso en el patio trasero

Era el cumpleaños de Braulio. Cuando el niño llegó a casa, después de la escuela, su padre guiñó el ojo y dijo:

—Ve al porche de la puerta trasera. Hay algo especial para ti en la mesita del patio.

Braulio corrió lo más rápido posible. La mesita del patio tenía dos platos de papel y una bandeja grande, manchada con glaseado de pastel. El niño frunció el ceño.

—Oye, papá…

El padre salió al patio.

—¿Sí?

—¿Esa bandeja debería estar vacía?

Papá arrugó la frente y se rascó la barbilla.

—Pero ¿qué…?

Braulio miró bajo la mesita del patio. Había migajas en el suelo. El niño tragó en seco.

—Era mi pastel de cumpleaños, ¿verdad?

Era. Pero ¿dónde está?

Braulio no quería hacer un berrinche en su cumpleaños. Ya era un año mayor y se suponía que debía ser más maduro. Pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Él se frotó bajo los ojos, determinado a no dejar que esas lágrimas cayeran.

—Debemos resolver este misterio.

Las migajas que estaban bajo la mesa los llevaron por el porche al patio, donde empezaba el bosque. No muy lejos de ahí, en medio de los árboles, algo se movió y captó la atención de Braulio.

—¡Papá, mira! —susurró. Ambos observaron cómo un oso negro devoraba el último pedazo del pastel de cumpleaños y después se adentró en el bosque a toda velocidad.

La decepción de Braulio desapareció. Empezó a reírse en voz baja al principio, pero después el volumen fue aumentando hasta que le salieron lágrimas por la risa.

—¡Un oso se comió mi pastel de cumpleaños!

Papá rio también.

—No te preocupes, hijo —expresó—. Todavía no se acaba el día. Todavía tenemos algo especial por tu cumpleaños.

—Está bien, papá —aseguró Braulio—. Siempre había querido ver un oso… ¡y hoy vino un oso a nuestro patio! Dios me dio el mejor regalo de cumpleaños de mi vida.

Su padre soltó una carcajada.

—Probablemente no sea el regalo de cumpleaños que estabas esperando, pero a Dios le encanta dar regalos a sus hijos. Él nos dio el mejor de todos los regalos: a Su Hijo, Jesús. Además, nos da otros regalos y bendiciones, para recordarnos Su amor.

Braulio sonrió, pensando en cómo Dios lo amaba tanto como para darle esta maravillosa sorpresa. Y él sabía que ningún pastel de cumpleaños podría compararse con la cantidad del amor que Dios le daba cada día, sin excepción.

BECCA WIERWILLE

ABRE TUS OJOS PARA VER LOS REGALOS DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 1:17 (NTV)

TODO LO QUE ES BUENO Y PERFECTO ES UN REGALO QUE DESCIENDE A NOSOTROS DE PARTE DE DIOS NUESTRO PADRE.

¿En dónde has notado el amor de Dios últimamente? Muchas veces nos quedamos tan estancados en lo que queremos, que nos olvidamos de notar las formas en que Dios nos demuestra Su amor en los momentos cotidianos de cada día. Somos los hijos amados de Dios. Él siempre está pensando en nosotros y nos ama. El Señor llena nuestras vidas con regalos que nos apuntan al mayor regalo de todos: Jesús. ¿Cómo podemos poner más atención a los regalos que Dios nos ha dado?

Clave de Hoy
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