El juguete perdido

Lucas buscaba frenéticamente su juguete nuevo.  Acababa de comprarlo unos días atrás, después de ahorrar el dinero para conseguirlo, pero ahora no lo encontraba por ningún lado.  Recordó que lo puso en su mochila, pero ya no estaba ahí.

“¿Estás 100 % seguro de que lo pusiste en tu mochila?”, preguntó su madre.

“Sí, 100 % seguro”, contestó el niño, desconsolado.

“No lo he visto”, le dijo mamá el momento que comenzaba a ayudar con la búsqueda.  Mientras más buscaba Lucas, más temía lo peor.  Su madre había sacado la basura un par de horas antes y tenía miedo de que su juguete se haya ido ahí para siempre.

Un rato después, mamá entró por la puerta de Lucas.  “¿Por qué has buscado con tanto afán este juguete?”, preguntó.

“Porque trabajé muy duro para comprarlo y me encanta.  Es importante para mí”, respondió Lucas, rompiendo en llanto.

Su madre secó sus lágrimas con gentileza y sacó el juguete perdido de su bolsillo.

“¡Oh, mamá!  ¡Lo encontraste!”  El niño sonrió mientras tomaba su juguete.  “¿Dónde estaba?”

“En la lavandería.  Debe haber estado en uno de tus bolsillos”.  La madre se sentó en la cama, junto a Lucas.  “¿Sabes?  Esto me recuerda a una historia en la Biblia”.

“¿En serio?”  Lucas se quedó pensando.  “¡Ah, ya sé! Es la historia que contó Jesús sobre un pastor que se iba a buscar a su oveja perdida”.

“Sí”, afirmó mamá.  “Las otras ovejas eran como los demás juguetes de tu habitación: estaban a salvo.  Pero la que se perdió estaba en peligro y al pastor le importaba esa ovejita tanto como las demás.  La amaba tanto que dejó a las demás para ir a buscarla”.

Lucas miró a su madre.  “Nosotros somos las ovejas perdidas de esa historia, ¿verdad?”

Su madre dijo que sí con la cabeza.  “Cuando estábamos perdidos en el pecado, Jesús vino a la tierra y murió para pagar por nuestros pecados, para que podamos pertenecerle a Él y que ya no estemos perdidos”.

Lucas sonrió.  “Me alegra mucho que Él nos ame tanto como para buscarnos así”.

Mamá besó a su hijo en la cabeza.  “¡A mí también!”  —  KRISTY WOLFE

JESÚS BUSCA A LOS PERDIDOS

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 19:10

PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE [JESÚS] HA VENIDO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO.

¿Alguna vez has perdido algo valioso para ti?  ¿Buscaste y rebuscaste hasta que lo encontraste?  Es así como Jesús te considera.  Si estás perdido en el pecado, Él te está buscando.  Jesús quiere encontrarte y traerte al rebaño, junto con sus ovejas. Cuando Él te encuentra, le perteneces y jamás volverás a estar perdido.  Confía en que Él te salvará.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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