El espejo lo dice todo

Ramona bajó a desayunar con mala cara. Su día ya había empezado mal. Su suéter favorito tenía un agujero y se había olvidado de hacer su tarea de matemáticas. Mientras comía sus panqueques con jarabe de arándanos, su madre le pidió que leyera un versículo de la Biblia para el devocional de la mañana.

—Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo —leyó la niña.

En ese momento, Juanita, la hermana de tres años de Ramona, le clavó su lagarto de plástico. Ella se asustó, dio un brinco y derribó su vaso de jugo.

—¡Mira lo que me hiciste hacer! —gritó Ramona, mirando su camiseta empapada—. ¡Eres una peste!

Juanita se puso a llorar mientras su hermana mayor se fue para su cuarto dando pisotones para cambiarse de ropa. Cuando bajó, tomó su mochila y salió rápidamente por la puerta.

Después de la escuela, Ramona llegó a casa y se desplomó en una silla.

—¿Tuviste un día difícil? —preguntó su madre gentilmente.

—Hoy fue el peor día de mi vida. Saqué cero en matemáticas y los demás niños se estaban riendo y apuntándome toda la mañana. No fue sino hasta el recreo, que me fui al baño, que vi por qué se estaban riendo… ¡tenía jarabe de arándanos en mi nariz! ¡Estaba tan enojada con mis amigas por no decirme, que les dije que nunca las volvería hablar!

—¿Recuerdas lo que leíste para el devocional en el desayuno? —preguntó mamá.

Ramona bajó la mirada y negó con la cabeza.

—Bueno, parece que el jarabe de arándanos no es lo único que no viste en el espejo esta mañana —comentó su madre.

—¿Ah? —expresó Ramona, confundida.

—La Palabra de Dios es como un espejo. Cuando la leemos, nos muestra lo que está mal en nuestros corazones y nos señala nuestra necesidad de Jesús. Nos dice que vayamos a Él para pedir perdón y que confiemos en que el Señor nos ayudará a tratar a los demás con amor y bondad. Pero si la leemos y no hacemos lo que dice, es como ignorar una gran mancha de jarabe de arándanos en la punta de tu nariz.

Ramona pensó en cómo les había gritado a su hermanita y a sus amigos.

—Creo que debo asegurarme de revisar bien mi cara y mi corazón en el espejo antes de irme a la escuela.

LAURA KUEHN

OBEDECE LA PALABRA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 1:22 (NVI)

NO SE CONTENTEN SOLO CON OÍR LA PALABRA, PUES ASÍ SE ENGAÑAN USTEDES MISMOS. LLÉVENLA A LA PRÁCTICA.

¿Pones atención cuando oyes o lees la Palabra de Dios? ¿Haces lo que dice y acudes a Jesús para pedir perdón y ayuda? No solo leas la Palabra de Dios, deja que sea un espejo para tu corazón. Cuando Dios te muestre las manchas del pecado en tu vida, confiésalo a Jesús y confía en que Él limpiará tus pecados y te ayudará a demostrar Su amor a los demás.

Clave de Hoy
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