El conjunto

—¿Tal vez alguien ha visto mi brazalete de turquesas? —preguntó Demi—.  No quiero usar mi collar de turquesas sin el brazalete.  Son un conjunto.

—¡Gran cosa! —refunfuñó Benjamín, el hermano de la niña.

—Vas a tener que buscar después —indicó su madre—.  Ya es hora de salir para llegar a tiempo a la iglesia.

—¡Espera!  Creo que ya recuerdo dónde está —Demi fue corriendo a su habitación y salió con el brazalete—.  Olvidé que lo había dejado en la repisa, junto a mi cama, cuando estaba leyendo.  Ahora sí, estoy lista para salir —dijo mientras deslizaba la pulsera por su mano para ponérsela en el brazo.  Ella hizo una pausa y admiró el pequeño anillo de turquesa que traía en el dedo —Mi anillo, el brazalete y el collar son un conjunto que combina bien.

—¿Qué significa eso?  ¿Qué es un combinado? —preguntó su hermanita.

—Un conjunto —corrigió Demi mientras subía al automóvil—.  Las tres piezas tienen piedras iguales de turquesa.  Como son parecidas, combinan y forman un conjunto…  van juntos.

Después de la iglesia, Demi se moría de ganas por contarles a sus padres sobre la lección que había aprendido esa mañana en la escuela dominical:

—Le enseñé a la señorita Puente mi anillo, mi brazalete y mi collar.  Le conté que son un conjunto y me pidió que los enseñara a toda la clase, porque eso se parece mucho a lo que Dios quiere para Sus hijos.

Benjamín tenía muchas dudas.

—¿Quiere que todos usemos joyas?

Demi rio.

—No, ¡quiere que seamos iguales a Él!  Se supone que debemos parecernos a Dios.

—¡Parecernos a Dios! —exclamó Benjamín—.  Nunca podremos ser como Dios.  No podemos controlar la naturaleza ni hacer milagros como Él.

—Eso es cierto, hijo —afirmó su padre—.  Nunca podríamos ser tan grandes y poderosos como Dios.  Pero siempre hay una forma en la que podemos parecernos a Dios… al menos un poquito.

—Eso es lo que dijo la señorita Puente —Demi contempló el anillo en su dedo—.  Nos explicó que Dios nos está formando para que seamos cada vez más como Jesús.  Él nos ayuda a ser más bondadosos y amorosos, y también a evitar hacer cosas malas.  Son cosas así.

—Sí —expresó papá—.  Jesús nos ha hecho libres del poder del pecado, y el Espíritu Santo nos ayuda a obedecer Sus enseñanzas; nos hace más como Él cada día.  Dios es santo y justo.  Queremos ser lo más parecidos a Él que se pueda.  ¿Verdad, Benjamín?

—Bueno, está bien —acordó el niño—.  Supongo que sí podemos parecernos un poquito a Dios.

CAROLYN E. YOST

SÉ COMO JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 1:16

SEAN SANTOS, PORQUE YO [DIOS] SOY SANTO.

¿Tus palabras y acciones combinan con el ejemplo de Jesús en la Biblia?  Él siempre fue amoroso, bondadoso y considerado con los demás.  Jesús trataba a las personas con respeto; cuidaba de los pobres, los enfermos y los que sufren, y los ayudaba.  ¡Y el Señor nunca pecó!  A pesar de que no somos perfectos, el Espíritu Santo nos hace más como Él.  Confía en que Dios te ayudará a alejarte del pecado para que sigas el ejemplo de Jesús.

Clave de Hoy
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