El árbol caído
—¿Por qué tenemos que ir a la iglesia todos los domingos? —se quejó Paulina. Su mala cara estaba presionada contra la ventana del automóvil y su mal humor reflejaba el deprimente día gris—. En un día de tormenta como este preferiría quedarme durmiendo.
—¡A mí me gusta la escuela dominical! ¿No quieres aprender sobre Dios, Paulina? —preguntó su hermano menor, Estuardo. La niña sintió una punzada de culpa en su conciencia, pero ignoró a su hermano.
—¡Guau! ¡Miren ese árbol! —papá apuntó a un árbol grande que parecía arrancado de raíz junto al camino.
—Anoche hubo un viento muy fuerte —explicó mamá—. Arrancó ese árbol de la tierra.
—No pudo sobrevivir al viento porque tenía raíces poco profundas —agregó su padre.
—Esa es otra buena razón para quedarnos hoy en casa —balbuceó Paulina—. Es más seguro.
—¡Pero quiero ir a la escuela dominical! —exclamó Estuardo.
—Hija, ¿sabías que uno de los salmos compara a una persona con un árbol? —preguntó papá. Cuando la niña negó con la cabeza, él agregó—: El Salmo 1 dice que una persona sabia y justa es como un árbol saludable y bien regado. Estas personas son como árboles de raíces profundas que se alimentan del suelo y del agua. La verdad de la Palabra de Dios es un deleite para ellas y reciben sus nutrientes de día y de noche. Un buen árbol produce frutos y no se marchita. Prospera según el propósito de Dios. Estoy seguro de que esa clase de árbol podría resistir los vientos poderosos.
—La vida está llena de tormentas —expresó mamá—. Hay tormentas de tentaciones, tormentas de mentiras, dolor, sufrimiento y dificultades que soplan contra nosotros. Si nuestras vidas tienen raíces profundas en la verdad de la Palabra de Dios y la promesa de vida eterna que tenemos en Jesús, podremos permanecer firmes en las tormentas. Si no, caeremos, tal como cayo ese árbol.
—¿Paulina es un árbol? —preguntó Estuardo.
Paulina sonrió un poquito.
—No, hermanito, no soy un árbol. Si lo fuera, probablemente hubiera caído en las tormentas —admitió. Cuando papá entró en el estacionamiento de la iglesia, Paulina dijo—: Hoy voy a recibir un poco de agua para que mis raíces crezcan más profundamente en Jesús… y lamento mucho haber estado de tan mal humor.
Su padre sonrió.
—Creo que ya estoy comenzando a ver algunos frutos.
JUDITH K. BOOGAART
HAZ CRECER TUS RAÍCES EN CRISTO
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 2:7 (NBV)
[VIVAN] ENRAIZADOS EN ÉL Y QUE SEA ÉL QUIEN LES HAGA CRECER. MANTÉNGANSE CONVENCIDOS DE LA VERDAD QUE LES ENSEÑARON Y LLENOS DE ACCIÓN DE GRACIAS AL SEÑOR.
¿Tienes días en los que te dan ganas de no ir a la iglesia? ¿Descuidas tu lectura de la Biblia o la memorización de versículos? Tu vida debe estar regada con la verdad de la Palabra de Dios en la iglesia y en tu propio tiempo a solas con el Señor. Jesús quiere ayudarte para que tus raíces sean más profundas y estén arraigadas en Su amor y en Sus promesas, y Él lo hace al ayudarte a entender la verdad de la Biblia. Confía en que Jesús te ayudará a crecer raíces fuertes, para que puedas permanecer firme en las tormentas de la vida.
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