Dos bebés
Ana pegó su nariz en la ventana del área de recién nacidos en el hospital. Su hermanito había nacido hacía solo cinco horas y estaba envuelto en una cobija azul, usando un pequeño gorrito en su cabeza peluda. El bebé lloriqueó un poquito y se acurrucó en la cobija.
Su padre caminó detrás de Ana y apretó cariñosamente sus hombros. La niña sonrió.
—Entonces, ¿qué se siente ser hermana mayor? —preguntó papá.
Ana respondió con una pirueta en el pasillo del hospital.
—¡Se siente genial! —exclamó.
Un poco más tarde, la niña y su padre caminaban de la mano en el frío aire de diciembre. Las estrellas brillaban como miles de luces navideñas.
—Papi, cuando Jesús nació, ¿realmente era tan pequeñito como nuestro bebé? —preguntó Ana, pensativa.
—Tal vez hasta más pequeño… nuestro bebé es un niño grande —respondió su padre—. Y, como sabes, el niño Jesús no tuvo un hospital moderno ni una cunita dónde dormir, como nuestro pequeño Emilio.
—No —Ana negó con la cabeza—. La señora Herrera, mi maestra de escuela dominical, nos contó que Jesús nació en un establo, lejos de casa.
—Así es —afirmó papá—. Él no tuvo todas las comodidades que tienen los bebés hoy en día. Pero tenía el amor de María y José, además del amor y cuidado de Su Padre celestial.
—La señora Herrera dice que Jesús sabe lo que es vivir y crecer como nosotros —comentó Ana. El aire frío la hacía temblar, así que acomodó su bufanda para abrigar más su cuello—. Supongo que también sabe lo que se siente tener frío.
—Es verdad, hija —aseguró su padre—. Como Jesús vino como un bebé y creció en la tierra, Él entiende todo lo que nos pasa, tanto los problemas como las cosas buenas. Podemos llevar ante el Señor tanto nuestras alegrías como nuestras dificultades, porque sabemos que El entenderá lo que estamos viviendo. ¿No te parece genial?
Ana asintió.
—Entonces Él conoce la alegría que siento por mi nuevo hermanito bebé —dijo con un salto —. ¡Cuando Emilio sea grande, voy a asegurarme de que conozca el gozo que siento por Jesús!
RUTH E. BLOUNT
JESÚS ENTIENDE
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 4:15 (NTV)
[JESÚS] COMPRENDE NUESTRAS DEBILIDADES, PORQUE ENFRENTÓ TODAS Y CADA UNA DE LAS PRUEBAS QUE ENFRENTAMOS NOSOTROS, SIN EMBARGO, ÉL NUNCA PECÓ.
¿Te habías dado cuenta de que Jesús entiende todo lo que estás viviendo? Él vino como un pequeño bebé y creció en la tierra, tal como tú. Puedes hablar con Jesús en oración, con la seguridad de que Él entiende tus problemas, cuando tienes hambre, tentaciones, cansancio, soledad y todo lo demás. Jesús experimentó también estas cosas y puede ayudarte a salir adelante. ¡Y también quiere compartir las alegrías que vives!
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