Devuélvelo
Cuando empezó el culto en la iglesia, Gloria estaba pensando en cómo finalmente había ganado suficiente dinero para toda una semana en el campamento de verano. Por semanas había estado poniendo cada centavo que ganaba en el banco. Los pensamientos de la niña se vieron interrumpidos por un codazo en su brazo. Estaban recogiendo las ofrendas y ella no había dado nada por mucho tiempo. «Pero mi dinero será usado para el campamento, donde aprenderé más sobre Jesús», pensó, así que pasó el plato sin poner nada.
El sábado siguiente, el grupo de jóvenes de Gloria tenía una comida de su grupo de jóvenes en la casa de su maestra. Después de comer, los niños se pusieron a jugar con la perrita de la señorita Haro, Pixi.
—Miren esto —dijo la señorita Haro antes de lanzar una pelota al otro lado del patio. Pixi salió corriendo tras la pelota, regresó corriendo y la entregó en la mano de su ama. Cada vez que la señorita Haro lanzaba la pelota, Pixi corría a traerla de regreso.
—Este juego no era tan divertido cuando adopté a Pixi —les contó la señorita Haro—. Cuando le lanzaba la pelota, ella la agarraba y corría. Finalmente aprendió a traerla de regreso, pero por un rato no la soltaba.
—Tal vez ella no sabía que usted le iba a lanzar la pelota otra vez —comentó Gloria—. Quizá tenía miedo de que el juego iba a terminar si ella devolvía la pelota.
La señorita Haro asintió.
—Creo que todos podemos ser así a veces. Yo era así. Solía tener miedo de dar mi dinero. Tenía miedo de que, si entregaba alguna cantidad al Señor, no tendría suficiente para mí misma —la maestra sonrió—. Pixi aprendió a confiar en mí y a soltar la pelota, y yo finalmente aprendí a confiar en Dios ya soltar mi dinero. ¿Y saben qué? Mientras más daba, más sentía las bendiciones y el cuidado del Señor en mi vida. Cuando necesitábamos un Salvador, Dios no escatimó nada, Él nos dio a Su Hijo, Jesús. Él nos ama tanto y podemos confiar en que proveerá para nuestras necesidades. Cuando era egoísta y me aferraba a mi dinero, solo me engañaba a mí misma, pero Dios me ayudó a confiar en Él para que pudiera usar mi generosidad para bendecir a otros.
Gloria pensó en el dinero que había ahorrado. «Quiero devolver una parte de ese dinero a Dios», pensó, «¡y confiar en que Él proveerá todo lo que necesito para el campamento!».
CATHERINE RUNYON
DA CON FIDELIDAD
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 6:38
DEN, Y LES SERÁ DADO… PORQUE CON LA MEDIDA CON QUE MIDAN, SE LES VOLVERÁ A MEDIR.
¿Das una parte del dinero que recibes para Dios? A lo mejor pienses que cualquier cantidad que pudieras dar es demasiado pequeña como para hacer la diferencia. Pero sí la hace. Dios es quien te provee de ese dinero, en primer lugar, y devolvérselo a Él demuestra que dependes del Señor para tus necesidades. Él te ama y quiere usar tu disposición de dar para bendecirte a ti y a los demás. Da tu ofrenda a Dios y confía en que Él cuidará de ti.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!