Dejando huellas

Milo pisó fuerte para calentarse los pies mientras esperaba afuera del bosque a su abuelo y a su hermana, Carla.  Cuando llegaron, Carla señaló: “¿Qué animal hizo esas huellas, abuelo?”

El abuelo se agachó en la nieve fresca para analizar las huellas: “A ver, cuatro dedos y un talón.  ¿Y te das cuenta de la línea recta que dejó?  Me parece que un zorro estuvo aquí.  El pecho angosto del zorro le permite poner una pata delante de la otra, y esa es la razón por la que solo hay una fila de huellas”.

Ellos siguieron el rastro y el abuelo señaló los lugares donde las ardillas habían jugado y los conejos estaban escondidos.  “¡Guau, abuelo!”, dijo Carla, “¡eres el mejor rastreador del mundo!”

El abuelo se rio.  “Toda huella cuenta una historia”, indicó.

Cuando llegaron a la casa, Milo olfateó el aire: “¡Qué rico!  ¡Mamá está horneando pizza y se huele como que ya está lista para comer!”

Carla guardó su abrigo de lana y sus guantes, pero Milo se quitó el suyo y lo arrojó al piso, se sacó las botas y fue corriendo a la cocina.  Había montoncitos de nieve en sus pantalones.

“Milo, siempre puedo darme cuenta de que has estado en algún lugar”, le dijo el abuelo, deteniendo al niño en el pasillo.  “Dejas huellas.  Y así como las huellas de los animales, el rastro que dejas atrás cuenta una historia.  ¿Qué tipo de historia crees que la gente percibe con huellas como fango y abrigos tirados en el piso?”

Milo frunció el ceño.  “¿A qué te refieres?”

“Bueno, la historia que tus huellas me cuentan es que tú esperas que sea alguien más quien limpie tu desorden… y parece un poco egoísta, ¿no lo crees?”

Milo miró el fango en el suelo.  “Supongo que sí”.

“Tus acciones dejan huellas que cuentan una historia”, recalcó el abuelo.  “Como cristianos, la historia que deseamos que nuestras acciones cuenten a otros es cuánto Jesús los ama.  Al actuar sin egoísmo, por ejemplo, mostrando respeto a los demás al recoger tus cosas, haces que los otros miren a Jesús y a los actos de amor que Él hizo por nosotros”.

Miles asintió con la cabeza.  “Lo siento, abuelo.  Ahora mismo voy a guardar mis cosas y a limpiar el fango del piso”.  El niño sonrió.  “¡De ahora en adelante, te va a costar más darte cuenta de donde estuve!” LISA NAGEL

TUS ACCIONES DEJAN HUELLAS

VERSÍCULO CLAVE: TITO 2:7

MUÉSTRATE EN TODO COMO EJEMPLO DE BUENAS OBRAS.

¿Cuál es la historia que cuentan tus huellas?  ¿Tus acciones muestran a los demás la bondad y el amor de Jesús, o demuestran que solo estás pensando en ti mismo?  Jesús te da el poder para dejar huellas que dirijan a otros hacia Él, incluso en los pequeños detalles, como limpiar tus cosas o respetar tu puesto en la fila.  Confía en Dios para que te ayude a actuar de formas que muestren a otros Su amor y el cuidado que Él tiene para ellos.

Clave de Hoy
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