Cultiva un hermoso jardín

“¡Si no te apresuras, vas a perder el autobús de la escuela!”, advirtió mamá.

Carmela terminó rápidamente de regar las hortensias y las rosas que había sembrado en su jardín.  ¡Qué bonitas se veían!  A la niña le encantaba ayudar a que las cosas crezcan.  Dejó la regadera, corrió adentro de la casa para tomar su mochila y salió rápidamente por la puerta.

Carmela vio a su amiga Ana que iba unos pasos adelante, así que Carmela corrió para alcanzarla.  “Hola, ¡sentémonos juntas!”

“No, hoy no, ¡ni nunca!”, exclamó Ana mientras trepaban en el autobús.

“¿Qué está pasando?”, preguntó Carmela, pero Ana solo negó con la cabeza y se sentó junto a su amiga, Lilia.

Carmela se puso a pensar en la última vez que se había sentado con Ana.  ¿Qué le había dicho?  Carmela trató de recordar.  Sea lo que fuere, debía haberla molestado.

En la escuela, Carmela se sentó en el pasillo junto a su amiga, Cristina.  Una nueva compañera llamada Susana se sentó cerca.  Carmela señaló a Susana.  “¿Viste el cabello de la nueva niña, Cristina?  Tiene tres colores diferentes.  ¡Qué raro!”

Cristina torció los ojos y se levantó para ir a su clase.  Susana también la había oído y su cara se puso roja como un tomate.

Durante el almuerzo, Carmela se sentó donde siempre, pero nadie la acompañó.  Cuando llegó la hora de regresar a la casa, el viaje en el autobús fue muy solitario.

Esa noche, Carmela soñó que estaba en su jardín y todas las palabras que decía salían de su boca como una semilla.  Cuando caían a la tierra, algunas de las semillas se convirtieron en las flores más hermosas, pero las semillas de algunas de sus palabras produjeron una fea maleza.

Al día siguiente, mientras trabajaba en el jardín con su mamá, Carmela le contó sobre el sueño.  “Me hizo ver cómo he perturbado a mis amigas al decirles cosas hirientes”, comentó la niña.

Su madre asintió.  “La Biblia dice que nuestras lenguas tienen el poder de la vida y la muerte.  Ya que Jesús nos ha dado nueva vida, debemos poner esa vida en nuestras palabras.  Las cosas que decimos deberían sembrar semillas que ayuden a formar un hermoso jardín en nuestras relaciones, no maleza que hiera a las demás plantas”.

“Debo arrancar esa maleza pidiendo perdón a mis amigas mañana”, aseguró Carmela.  “Y, de ahora en adelante, tendré más cuidado con lo que diga”.  —  CAROLINNA STEVENSON

SIEMBRA BUENAS SEMILLAS CON TUS PALABRAS  

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 18:21

MUERTE Y VIDA ESTÁN EN PODER DE LA LENGUA, Y LOS QUE LA AMAN COMERÁN SU FRUTO.

¿Qué tipo de semillas siembras con tus palabras?  ¿Producen flores de amistad o maleza de dolor y enojo?  Si conoces a Jesús, Él ha sembrado un bello jardín en tu vida.  Si has estado sembrando maleza, díselo a Jesús y pídele perdón.  Pide perdón también a las personas a quienes hayas hecho daño.  Luego usa tus palabras para sembrar cosas buenas.

Clave de Hoy
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