Corre a Jesús
Serena se columpiaba en el jardín y observaba cómo los nuevos brotes se formaban en las ramas de los árboles. De repente escucho un parloteo encolerizado. Una ardillita muy linda salió disparada por el jardín y se trepó al árbol más cercano. Asia, la gata de Serena, persiguió a toda velocidad a la ardilla y se sentó en la base del árbol, maullando penosamente. “¡Asia!”, exclamó la niña con una risa. “¡Deja en paz a esa pobre ardilla!” Entonces se dirigió a su hermanita menor: “¡Berta! ¿Viste cómo Asia perseguía a esa ardilla?”
“¡Sí!” Berta sonrió. “Casi tuvimos que rescatar a esa ardilla, ¡así como rescatamos al conejito la otra vez!”
“Qué bueno que tenemos árboles en nuestro jardín para que la ardilla se suba en ellos”, comentó Serena, pensativa. “¡Oye! Eso me recuerda lo que papá nos dijo ayer. Cuando los sucesos de la vida nos abruman o nos asustan, podemos quedarnos paralizadas por el temor, como ese conejito, o podemos correr hacia Jesús… así como esa ardilla corrió hacia el árbol”.
“Como la tormenta de anoche… me dio mucho miedo”, confesó Berta. “¡Los relámpagos estaban tan cerca de nuestra casa! Me hizo pensar en la historia bíblica de cuando los discípulos fueron sorprendidos por una tormenta. Debieron estar aterrorizados en ese barco, ¡durante una tormenta así!”
“¡Y para colmo, vieron lo que creían que era un fantasma!” Serena hizo un gesto negativo con la cabeza.
“Me gusta cómo Jesús les dice enseguida que era Él quien caminaba sobre el agua y no un fantasma”, opinó Berta. “Él les recordó que estaba con ellos y que no tuvieran miedo, así como papá nos recordó que Jesús estaba con nosotras en la tormenta de anoche”.
“Es más, Pedro se bajó de la embarcación y fue caminando hacia Jesús, ¡en el agua! Después se asustó, por supuesto, cuando vio las olas que venían hacia él, pero Pedro clamó a Jesús para que lo salvara”, recordó Serena.
“¡Y Jesús lo salvó de inmediato!”, gritó Berta por la emoción.
Serena sonrió a su hermanita menor. “Me alegra mucho que tengamos un Dios amoroso al que podemos acudir cada vez que tengamos miedo. Jesús estuvo ahí para ayudar a Pedro y vendrá en nuestra ayuda porque también nos salvó”.
La ardilla hizo un ruido de alivio al verse a salvo en la rama del árbol, y Berta rio. “¡Creo que la señora Cola de Peluche está de acuerdo!” — SAVANNAH COLEMAN
CORRE A JESÚS CUANDO TENGAS MIEDO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 46:1
DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA, NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES.
¿Alguna vez te ha paralizado el temor? Puede ser un examen en la escuela o una tormenta, pero todos nos asustamos alguna vez. Cuando tengas miedo, recuerda que siempre puedes correr hacia Jesús. Él te salvó del pecado y promete que siempre estará contigo, aun cuando ocurran cosas malas o atemorizantes. Cuando alguna situación te llene de temor, confía en que Jesús estará contigo y te ayudará en medio de todo.
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