Corazones chirriantes

—Hijita, ¿podrías ir por un carrito para comenzar en el pasillo de las frutas y verduras? Te veo allá en unos minutos.

Sol levantó su pulgar y comenzó a estudiar la lista de compras. Pero casi al instante se dio cuenta de que su carrito hacía mucho ruido y eso le molestaba. Una de las ruedas estaba atorada y cada vez que Sol giraba, el ruido chirriante del caucho le hacía estremecerse.

Un anciano rio al pasar a su lado.

—¿Estás tratando de hacer una carrera de piques? —preguntó.

Sol no podía sentirse más avergonzada.

—¡Vaya, ahí estás! ¡No sabía si podría encontrarte! —bromeó su madre, tratando de no reír.

—¡Mamá, tengo tanta vergüenza! Debí haber regresado para buscar otro carrito.

Las mejillas ruborizadas de Sol parecían las manzanas que estaban en el mostrador detrás de la niña.

—Oh, hijita, eso le puede pasar a cualquiera. De hecho, ¿sabes a qué me recuerda esto?

Sol negó con la cabeza, mientras miraba a su alrededor para ver si alguien la estaba observando.

—Claro, las ruedas chirriantes pueden ser fastidiosas, pero también nos alertan de las áreas en las que hay problemas, tal como el Señor también nos alerta de los lugares en nuestras vidas en los que Él quiere que crezcamos. ¿Sabías que, en la Biblia, el rey David le pidió a Dios que resaltara los lugares de su corazón que no se alineaban con lo que el Señor quería que fuera? —mamá dio golpecitos a una sandía—. Así como estoy probando la integridad de esta fruta, nuestro buen Padre quiere asegurarse de que también seamos fuertes. David lo sabía y quería saber en cuáles áreas de su vida tenía que crecer. Nosotras también podemos pedirle al Señor que nos muestre en dónde somos débiles, pero no te sorprendas si comienzas a notar que algunas áreas chirriantes que necesitan atención.

—¿En serio? ¿Te ha pasado esto, mamá?

—¡No lo dudes! Muchas veces. No siempre es fácil acercarnos y afrontar de manera personal los lugares chirriantes de los que no nos sentimos orgullosas, pero cuando los entregamos al Señor, Él moldea esas áreas débiles y nos ayuda a ser más como Jesús.

—Qué genial, mamá. Me encanta que Dios esté tan interesado en nuestro crecimiento. Creo que sí le voy a preguntar en qué áreas debo crecer. Mientras tanto, ¿podemos cambiar este carrito chirriante?

Su madre rio y respondió:

—¡No sin antes advertir al supervisor sobre esta rueda dañada!

SARA WOODARD

CONFÍA EN QUE DIOS TE AYUDARÁ A CRECER

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:24 (NTV)

SEÑÁLAME CUALQUIER COSA EN MÍ QUE TE OFENDA Y GUÍAME POR EL CAMINO DE LA VIDA ETERNA.

¿Te ha mostrado el Señor algún lugar chirriante en tu corazón? No dudes en acercarte a Él con un área de debilidad en tu vida. El Señor quiere ayudarte a crecer para que seas más como Jesús. Abre tu corazón en aquellos lugares en los que Dios quiere ayudarte a crecer, ¡y observa los cambios que solo Él puede producir!

Clave de Hoy
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