Conversación al amanecer

Los viajes largos pueden ser muy divertidos y este no era la excepción. Emilia, Cayetano y su mamá estaban viajando desde su hogar en California hasta el estado de Washington, para visitar a sus abuelos. La primera noche tranquila de viaje había pasado y los niños se despertaron para ver un amanecer espectacular.

—¡Guau! —exclamó Cayetano mientras contemplaba la belleza del cielo—. Las nubes se ven exactamente como si alguien las hubiera pintado en un papel.

—Mira, mamá —Emilia apuntó fuera de la ventana—. El sol sigue saliendo, pero solo algunas nubes cambiaron de color.

Las nubes pintadas de rosado y naranja flotaban por encima de las grises.

—¡Tienes razón! —afirmó su madre—. Las nubes que no han sido tocadas por la luz del sol se ven iguales —ella pasó una manzana a cada uno de sus hijos y agregó—. Nos detendremos pronto a desayunar en algún lado.

—¡Gracias! —Emilia mordió su manzana y miró por la ventana, pensativa—. ¿No creen que nosotros nos parecemos un poco a las nubes? Jesús hace brillar Su luz en nuestros corazones y los cambia, y nos ayuda para que seamos más como Él —la niña rio—. ¡Creo que yo soy una nube rosada!

—Pero a veces nos parecemos más a esas nubes grises —admitió Cayetano—. No siempre hacemos cosas que reflejan la luz de Jesús, así que la gente no puede ver cómo Él nos ha cambiado.

Emilia asintió al recordar cómo había peleado con su hermano el día anterior por ver quién se sentaría en el asiento delantero. Las palabras crueles que dijo se quedaron bailando en su cabeza.

—Eso es algo que nos cuesta a todos, incluso a los que somos padres y madres —explicó mamá con una sonrisa—. A pesar de que Jesús nos ha cambiado, seguimos pecando y a veces hacemos cosas malas. Pero cuando admitimos nuestras ofensas a Jesús, Él nos perdona y nos ayuda a actuar con amor, en lugar de egoísmo.

Los niños se quedaron en silencio por un minuto, y luego Cayetano habló:

—Perdóname por la pelea de ayer, hermana —dijo con timidez.

—Te perdono —respondió Emilia rápidamente—. Perdóname a mí también —la niña comió el último bocado de su manzana y después señaló por la ventana con una sonrisa—. ¡Estoy casi segura de que tú eres esa nube anaranjada de allá!

SYDNEY APPERSON

REFLEJA LA LUZ DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:17 (NVI)

POR LO TANTO, SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO, ES UNA NUEVA CREACIÓN. ¡LO VIEJO HA PASADO, HA LLEGADO YA LO NUEVO!

¿Has puesto tu confianza en Jesús como tu Salvador? Si es así, ¡Él ha cambiado tu corazón y te ha convertido en una persona nueva! Pero a veces nuestras palabras y acciones son reflejos de lo que queremos, en lugar de lo que Jesús ha hecho por nosotros. Cuando haces algo que no demuestra a los demás la luz y el amor de Jesús, confiésalo al Señor. También pide perdón a las personas que hayas ofendida. Después confía en que Jesús te ayudará a vivir de una manera que permita que las personas vean cómo Él te ha cambiado.

Clave de Hoy
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