Como un hermano
“Mamá, ¿puedo ir a jugar al parque con Ignacio?”, preguntó Sebastián. Mamá rio. “Ignacio, Ignacio, Ignacio. Desde que lo conoces, lo único que escucho es ‘Ignacio’”.
“Él es muy divertido”, explicó Sebastián. “Creo que seremos muy buenos amigos. Casi se siente como si fuera el hermano que nunca tuve”.
“Bueno, parece un buen chico”, notó su madre. “¿Por qué no lo invitas a venir a la iglesia con nosotros esta semana?”
“Está bien”, indicó Sebastián. “Le invitaré”.
Esa noche, Sebastián estaba emocionado cuando llegó a la casa. “¡Invité a Ignacio a la iglesia y prometió que sí vendría!”
Fiel a su palabra, Ignacio asistió a la iglesia con Sebastián y su mamá esa semana, y también la semana siguiente, y la siguiente y la siguiente. Y luego, un domingo, Ignacio puso su confianza en Jesús como su Salvador.
Varias semanas después, Sebastián vino a casa preocupado. “Ignacio y yo debíamos encontrarnos en el parque esta mañana, pero no vino”, le contó a su mamá. “Traté de enviarle un mensaje de texto, pero recibí un mensaje que decía que su número ya no está activo. Traté de ir a su casa para asegurarme de que esté bien, pero no sé dónde vive… siempre venía acá o nos encontrábamos en el parque”.
“Voy a preguntar”, señaló mamá. “Quizá pueda descubrir qué fue lo que pasó”.
Un par de días después, su madre le tenía noticias. “Temo que Ignacio ya no vendrá más por acá”, indicó. “Descubrí que a su papá lo busca la policía. Aparentemente, se enteró de que lo estaban buscando, así que empacó sus cosas y huyó con toda su familia. Parece que ha estado haciendo lo mismo por algunos años”.
El rostro de Sebastián se descompuso, mientras le salían lágrimas de sus ojos. “Entonces, ¿nunca más volveré a ver a Ignacio? Pero él era como… como…”
“Lo sé”, expresó mamá mientras abrazaba a su hijo. “Él era como un hermano para ti. Y, ¿sabes qué? Debido a que ambos conocen a Jesús, los dos son hermanos en Cristo. Los dos han sido adoptados por Dios, así que, aun si nunca puedas volver a reconectarte con Ignacio en esta vida, algún día lo verás en el cielo”.
Sebastián se enjugó las lágrimas. “Me alegra que pude hablarle de Jesús. Voy a orar por él, dondequiera que esté”.
“Muy bien”, dijo mamá. “Oremos por él ahora mismo”. – AGNES LIVEZEY
COMPARTE DE JESÚS CON TUS AMIGOS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 10:14 (TLA)
¿Y CÓMO VAN A CONFIAR EN ÉL [JESÚS], SI NADA SABEN DE ÉL?
¿Les has hablado a tus amigos de Jesús? ¿Oras por ellos? Ser un buen amigo involucra más que solo divertirse juntos. Y realmente amas a tus amigos, cuéntales lo que Jesús ha hecho por ti y ora por ellos. Pídele a Dios que les ayude a entender cómo pueden convertirse en parte de Su familia, ¡para que sean hermanos y hermanas para siempre!
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