Club del segundo kilómetro
“¿Sabes una cosa, Camelia?”, preguntó Sara mientras caminaban a casa, después de la iglesia. “Creo que deberíamos empezar el club del segundo kilómetro, como dijo hoy la señora Padilla, y como está escrito en esos versículos que aprendimos, que dicen que hagamos por las personas más de lo que nos piden. Caminamos dos kilómetros con ellas, aun si nos piden que solo vayamos uno”.
Camelia frunció el ceño. “Lo que quieres decir es que, cuando nos piden que hagamos algo, ¿debemos hacerlo y luego ir más allá, dar algo extra? Por ejemplo, si mi hermano me pide que lo ayude con su tarea de matemáticas, debo hacerlo, ¿cierto? ¿Y luego ofrecerme a revisar sus demás tareas también?”
Sara asintió. “O si mamá me pidiera que lave los platos, lo haré y luego barreré el piso. Andamos el primer kilómetro, es decir, hacemos lo primero, porque nos lo piden. Vamos el segundo kilómetro, es decir, hacemos algo extra, porque queremos”.
Camelia dudó. “Pero ¿y si no estoy segura de que eso sea lo que quiero?”
“Vamos, será divertido. ¡Imagínate lo sorprendidos que quedarán todos!” Sara sonrió. “Además, queremos demostrar el amor de Dios a nuestras familias, ¿no? Queremos que ellos se hagan cristianos y esta es una manera en que podemos mostrarles cuánto Jesús nos ha cambiado y tiene un efecto verdadero en la forma en que hacemos las cosas. Quizá esto les ayudará a entender qué tan lejos Jesús estuvo dispuesto a ir por nosotros cuando murió por nuestros pecados”.
Camelia suspiró. “Está bien, trataré”.
La siguiente semana, las niñas compararon sus experiencias. “¿Cómo te fue, Camelia?”, preguntó Sara. “¿Quieres que ya no sigamos con esto?”
Su amiga se veía impactada. “¿Qué? ¡Ni en sueños! Oí a mi papá decir que mi actitud ha mejorado. Mi mamá estuvo de acuerdo e incluso dijo que es posible que venga conmigo a la iglesia uno de estos días. Camelia sonrió. “Y mi hermano… ¡es tan gracioso! No sabe qué está pasando. Escuché cómo le contaba a mi mamá que está seguro de que estoy tramando algo, pero no tiene idea de qué”. Ella rio.
Sara hizo un gesto afirmativo. “Mi papá le dijo a mi mamá que cree que mi religión podría ser verdadera, después de todo”, señaló. “A pesar de que a veces meto la pata, voy a confiar en que Jesús me ayudará a mostrarles que Él en realidad me ha cambiado”. — BARBARA J. WESTBERG
HAZ MÁS DE LO REQUERIDO
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 5:41
Y CUALQUIERA QUE TE OBLIGUE A IR UN KILÓMETRO, VE CON ÉL DOS.
¿Te gustaría pertenecer al grupo del segundo kilómetro? Si sigues a Cristo, ¡ya eres miembro! Jesús nos dice que entreguemos un kilómetro extra cuando los demás nos pidan ayuda, porque eso es lo que Él hizo por nosotros. Jesús fue muy lejos para salvarnos del pecado al morir en la cruz. Cuando tienes la disposición, no solo de ayudar a otros cuando lo necesiten, sino a hacer más de lo que te piden, les estás demostrando el amor de Jesús.
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