Un refugio seguro

“Hola, mamá”, saludó Rodrigo al entrar en la cocina.  Su madre estaba ocupada, empacando víveres en un cartón. 

Ella levantó la mirada y sonrió.  “Hola, hijo.  Nos vamos a acampar”.

“¿Ahora?”, preguntó el niño, sorprendido.  “¿Cuándo todavía falta toda una semana para que se acabe el año escolar?”

Su madre asintió.  “Los agricultores en esta parte de África han recibido amenazas.  Probablemente hayas oído de las invasiones a las granjas, ¿verdad?”

Rodrigo asintió.  “Bueno, nos aconsejaron que nos vayamos por un tiempo, hasta que la situación se calme”, explicó mamá.

“Pero…”  La voz del niño tembló.  Le encantaba vivir en África, donde su familia servía en misiones.  “Vamos a regresar, ¿cierto?”

“Espero que sí”, señaló su madre, “pero lo más importante es que todos estaremos juntos y a salvo”.

Rodrigo salió al jardín y se trepó a su casa en el árbol.  A lo lejos vio un rastro de polvo que indicaba que la camioneta de su padre se acercaba por el camino.  Papá se bajó y saludó en alta voz cuando se fijó que su hijo estaba en la casa en el árbol.  Rodrigo hizo un gesto, pero no sonrió.

El padre subió por la débil escalera y se sentó con tanto peso que la casita se meció en el árbol.  Rodrigo sonrió.  Papá se veía ridículo con sus largas piernas encerradas en un espacio tan pequeño.  “No quisiera estar aquí durante una tormenta”, comentó su padre.  “Preferiría estar en un terreno sólido, en un castillo de piedras o algo así”.

“Mamá dice que tenemos que irnos”, expresó Rodrigo.  “¿En verdad estaremos más a salvo en otro lugar?”

“¿Sabías que el rey David tuvo que irse de su casa una vez?”, preguntó papá.  “Su hijo quería tomarse el trono, así que David tuvo que huir sin nada o arriesgarse a ser asesinado”. 

 “¿En serio?  ¿Y tenía miedo?”, preguntó el niño.

“Estoy seguro de que fue difícil, pero en los Salmos David habla de Dios como su roca, su refugio.  Él confiaba en Dios aun cuando lo perdió todo”.  Papá se inclinó para poner su mano en el hombro de Rodrigo y este pegó un grito porque la casa del árbol se volteó a un costado.  El padre rio. “Debemos tomar las precauciones para guardarnos del peligro, pero confiar en nuestras propias fuerzas o en las cosas materiales es como elegir esta casa de madera en vez de un castillo durante una tormenta.  Dios es quien nos salvó y Él cuidará de nosotros.  Al igual que David, pongamos nuestra confianza en Él, ¿bueno?”  Rodrigo sonrió y asintió.  —  JENNY WHITAKER

CONFÍA EN DIOS EN LOS TIEMPOS DIFÍCILES

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 62:6

 SOLO ÉL [DIOS] ES MI ROCA Y MI SALVACIÓN.

¿Ha sido para ti difícil lidiar con algún cambio repentino en tu vida?  Quizá hayas perdido a alguien cercano a ti o tengas una nueva madrastra o cambiaron a tu maestro a mitad del año.  Recuerda que Dios te ama.  Puedes confiar en que Él te consolará, fortalecerá y animará para que afrontes tus problemas.  Dios es digno de confianza.  Permite que Él sea tu refugio seguro tanto en los buenos tiempos como en los momentos difíciles. 

Clave de Hoy
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