Cargas
—¡Qué genial! —exclamó Fabio mientras caminaba en la naturaleza con otros niños de la iglesia. A veces caminaban con facilidad por un sendero bien marcado, pero otras veces tenían que abrirse paso a través de árboles caídos o rodearlos—. ¡Oye, Lucas! —gritó el niño—. ¡Te reto a una carrera hasta ese árbol de allá! —pero cuando empezó a correr, se tropezó con la raíz de un árbol y cayó—. ¡Ay! —gimió, sosteniéndose el tobillo. Su líder, el señor Gregorio, se apresuró al lugar, pero Fabio se levantó—. Creo que puedo caminar bien —dijo, probando su tobillo con cautela—. No me duele tanto.
—Sería más fácil para él si no tuviera que llevar el peso extra de su mochila —opinó Lucas—. Yo la llevaré por él.
—Yo también —se agregaron muchas otras voces.
—Gracias, chicos —expresó el señor Gregorio.
Por el resto de la caminata, los niños tomaron turnos para llevar la mochila de Fabio. Al final de la caminata, los muchachos encendieron una fogata para asar salchichas.
—¿Saben? —indicó el señor Gregorio—. Lo que ustedes hicieron por Fabio hoy es exactamente lo que Jesús nos dice que hagamos por los demás. Todos cargamos con diferentes responsabilidades y problemas en nuestras vidas, pero si uno de nosotros tiene una carga que es demasiado pesada, los demás tienen que ayudar a llevarla hasta que la persona pueda a manejarla sola otra vez. Ustedes ayudaron a Fabio a llevar su mochila, y Jesús quiere que ayudemos a otros a llevar las cargas de la vida. Él llevó en la cruz la mayor de nuestras cargas, nuestro pecado, y Él nos ofrece ayuda y consuelo cada vez que nos sintamos aplastados por las dificultades de la vida. Cuando ayudamos a llevar las cargas de otros, les demostramos el amor del Señor. ¿Cuáles son algunas cargas que podrían llevar niños como ustedes, y qué podría hacer un amigo para ayudar?
Después de un momento, Fabio habló:
—Algunos niños tienen problemas con sus exámenes —comentó—. Tal vez podríamos ofrecerles ayuda para estudiar.
—Sí, y podríamos hacernos amigos con los niños nuevos de la escuela e invitarlos a la iglesia —ofreció Lucas.
—Incluso podríamos tratar de acercarnos a los niños que no siempre se portan bien con nosotros —señaló Pedro—. Y también orar por ellos.
El señor Gregorio asintió.
—Esas son buenas sugerencias —afirmó—. Esta semana veamos cuántas cargas podemos ayudar a llevar por los demás.
GAYLE J. THORN
AYÚDENSE UNOS A OTROS
VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 6:2
LLEVEN LOS UNOS LAS CARGAS DE LOS OTROS, Y CUMPLAN ASÍ LA LEY DE CRISTO.
¿Hay alguien a tu alrededor que lleva una carga que podrías ayudar a llevar? Tal vez conozcas a alguien a quien le cuestan sus tareas o que se siente solo y necesita un amigo. Aun si no puedes ayudarle con sus problemas, todavía puedes ayudarle a llevar sus cargas orando por esa persona. Cuando demostramos que nos preocupamos por otros al ayudar a suplir sus necesidades, les mostramos el amor de Jesús.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!