Callos
Azucena refunfuñó muy enojada a su mamá:
—¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Nunca me había sentido tan humillada en toda mi vida! ¿Sabes lo vergonzoso que es que tu madre venga y te arrastre a la casa?
—¡Ya fue suficiente, Azucena! —dijo mamá con firmeza—. Sabías que tenías que regresar a la casa inmediatamente después de la escuela para cuidar a Stéfano hasta que yo vuelva del trabajo. Pero te fuiste a la casa de Manuela y le dejaste a tu hermano solo. Después mentiste… ¡y le convenciste a tu hermano para que también mintiera! —su madre suspiró profundamente y se sentó en la cama de su hija—. ¿Qué está pasando en estos últimos meses? No creo que de repente hayas decidido rebelarte.
—Yo… no sé —balbuceó Azucena. Ella comenzó a llorar—. Las otras niñas hacen lo que quieren y yo deseaba estar con ellas. Me sentí mal por algunas cosas que hice, pero después de un rato ya no me parecían tan malas.
Mamá miró el violonchelo que estaba en una esquina de la habitación de su hija.
—¿Recuerdas cuando empezaste a tocar el violonchelo? Al principio te dolían muchísimos los dedos. Ahora ya no te duele. ¿Por qué?
Azucena miró sus manos.
—Mis dedos no estaban acostumbrados a mover las cuerdas —dijo mientras se preguntaba por qué su madre había cambiado de tema—. Ahora tienen callos, entonces ya no me duelen.
—¿Los callos aparecieron mágicamente un día, o se fueron formando gradualmente?
—Se formaron con el tiempo —respondió Azucena.
Mamá asintió.
—Eso es lo que pasa cuando haces algo una y otra vez… incluyendo las cosas malas. Al principio, hacer algo malo te molesta la conciencia y te sientes culpable, pero después de un tiempo, te acostumbras y tu conciencia deja de molestarte.
Azucena bajó la mirada. Entendía exactamente lo que su madre le quería decir.
—Debido a que conoces a Jesús, Dios te ha dado el Espíritu Santo —agregó mamá—. Él te habla muchas veces a través de tu consciencia. Hay un versículo que nos dice que no debemos «apagarlo». En otras palabras, no tenemos que dejar que escuchar lo que el Espíritu Santo nos dice. Él está aquí para ayudarnos a alejarnos del pecado y hacernos más como Jesús —la madre se inclinó para abrazar a su hija—. Piensa en eso… y ora.
—Así lo haré —susurró Azucena.
BETHANY ELMS
NO DEJES QUE SE FORMEN CALLOS PARA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 3:15
SI USTEDES OYEN HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES.
¿Estás dejando que se formen callos para el pecado? ¿Hay algunas cosas que sabes que son malas, pero han comenzado a no parecerte tan terribles? Como dice el versículo clave, no endurezcas tu corazón. En otras palabras, cuando tu conciencia te haga sentir culpable, no ignores tercamente lo que Dios te está diciendo. Escucha la voz del Espíritu Santo cuando te dice que te apartes del pecado.
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