Sonrisas en vez de lágrimas

—Sonríe bonito —la madre de Estefanía le dio un empujoncito en el hombro—.  Es para tu papá, así que mira a la cámara y sonríe.

Estefanía fingió una sonrisa, pero no estaba feliz.  Más tarde, ese mismo día, se puso a pensar en su padre cuando se sentó a cenar con su mamá y su hermano.  Las lágrimas llenaron sus ojos al pensar que su papá estaba tan lejos y que no estaría en cada para la cena del Día de Acción de Gracias. 

—¿Creen que papá esté comiendo a esta misma hora? —la niña miró a su mamá.

—¿Estás llorando? —preguntó su hermano antes de tomar su tenedor.

—No hay por qué llorar —expresó la madre—.  Tu papá te pidió que seas valiente, hija.  Sé valiente por él.

La niña trató de contener las lágrimas.  Su padre era soldado.  Tenía la valentía suficiente para pelear.  Mamá tenía razón.  Ella no debía llorar.

La tía de Estefanía fue a visitarlos y encontró a su sobrina en la habitación.  Ella miraba fijamente una imagen que tenía su Biblia, pero no la entendía.  Estaba frunciendo el ceño cuando entró la tía Eva.

—¿Qué estás mirando? —preguntó su tía.

Estefanía acarició la página con sus dedos.

—¿Por qué Jesús tiene el ceño fruncido?

—¿A qué te refieres? —preguntó la tía Eva.

—Se supone que debemos sonreír —explicó Estefanía—, y estar felices, pase lo que pase.  ¿Por qué Jesús no está feliz aquí?

La tía se sentó a su lado.

—¿Quién dice que debemos estar felices todo el tiempo?

—Mi mamá —contestó Estefanía—.  Mi hermano.  Mi papá, cuando está en casa.

La tía Eva arrugó su frente.

—Bueno, están equivocados.  No tiene nada de malo que a veces estemos serios o tristes.

—¿O que lloremos? —preguntó Estefanía con voz baja.

—O que lloremos —aseguró la tía Eva, dando un vistazo a la imagen en la Biblia de su sobrina—.  De hecho, la razón por la que Jesús tiene el ceño fruncido en esa imagen es porque se sentía triste.  Su amigo, Lázaro, acababa de morir y la Biblia dice que Jesús lloró —la tía apuntó un versículo en la página siguiente—.  ¿Ves?  Aquí dice: «Jesús lloró».

—¿Jesús lloró? —Estefanía negó con la cabeza—.  ¡No puede ser!

—Sí, Él lloró —declaró la tía Eva—.  No tiene nada de malo expresar nuestras emociones, Estefanía.  Todos necesitamos llorar de vez en cuando.  Jesús entiende cómo nos sentimos y quiere que compartamos nuestras penas con Él.  El Señor sabe qué hacer con nuestras lágrimas y siempre está aquí para consolarnos.

EMILY ACKER

ESTÁ BIEN LLORAR

VERSÍCULO CLAVE:  SALMO 56:8

PON MIS LÁGRIMAS EN TU FRASCO; ¿ACASO NO ESTÁN EN TU LIBRO?

Cuando te sientes triste, ¿tratas de esconderlo?  ¿Has fingido una sonrisa solo para dar gusto a otras personas?  No tienes que ocultarle tus lágrimas a Dios.  Jesús sabe exactamente cómo te sientes porque Él también experimentó el dolor.  Cuéntale que estás triste para que el Señor te consuele y esté contigo mientras lloras.

Clave de Hoy
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