Bendiciones cotidianas

—En realidad, creí que sería genial tener este yeso en mi pierna —comentó Benjamín mientras su padre le ayudaba a subirse al automóvil, después de la iglesia—. Cuando Josué tenía un yeso en su pie, todos los demás niños se ofrecían siempre a cargar sus libros y cosas así —Benjamín suspiró—. No ha sido así para mí y estas muletas realmente me retrasan.

—Estoy seguro de que pronto te acostumbrarás a ellas —le aseguró su padre.

Cuando iban de camino a casa, los padres de Benjamín dialogaban sobre el culto de la iglesia.

—¡El mensaje del pastor Evaristo estuvo preciso! —opinó su madre, y papá asintió.

Benjamín frunció el ceño.

—Tal vez, pero era difícil poner atención porque el micrófono estaba fallando todo el tiempo. ¿Había una persona nueva en el sonido o algo así?

Papá negó con la cabeza.

—No, el señor Solano ha estado en la consola del sonido fielmente por años. No sé qué pasaba hoy con los micrófonos —el padre hizo una pausa y después dijo—. Es como tu pierna, hijo.

—¿Mi pierna? ¿Qué tiene que ver el sonidista conmigo y con mi pierna rota?

—¿Cuántas veces has pensado en tu pierna en las últimas 24 horas? —le preguntó papá.

Benjamín hizo un gesto de dolor.

—Como un millón de veces.

—Antes de tu accidente, ni siquiera pensabas en cómo se sentía tu pierna, ¿verdad? —inquirió su padre. Benjamín negó con la cabeza—. Nunca pensaste en los micrófonos o en el excelente trabajo del sonidista, hasta que algo salió mal —observó papá—. Así como tú no pensaste en tu pierna hasta que le pasó algo malo. Tenemos que aprender a ser agradecidos y a mostrar aprecio por lo que sale bien, y a no ser tan rápidos para criticar cuando algo sale mal.

Benjamín sonrió.

—Pero si camino por ahí diciendo: «Me alegra que no me rompí las dos piernas», la gente va a pensar que soy raro.

Mamá y papá rieron.

—Tal vez, pero no nos sentaría mal acordarnos de vez en cuando de dar gracias a Dios por un brazo o una pierna que se siente bien —indicó mamá—. La ausencia de dolor merece también un poco de nuestra atención. Jesús nos ha dado tantas bendiciones, incluyendo la mejor de todas: la vida eterna con Él. En lugar de solo poner atención a lo que sale mal, démosle gracias por las muchas formas en que el Señor nos muestra Su amor y nos cuida cada día.

MIKE DIZE

DA GRACIAS A DIOS POR LAS BENDICIONES COTIDIANAS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 68:19 (NTV)

¡ALABEN AL SEÑOR; ALABEN A DIOS NUESTRO SALVADOR! PUES CADA DÍA NOS LLEVA EN SUS BRAZOS.

¿Te das cuenta de las cosas cuando todo está bien? Esas son bendiciones cotidianas, pero con frecuencia no llaman nuestra atención como las cosas dolorosas. La próxima vez que te duela el estómago, dale gracias a Dios por la salud que tienes. Cuando tengas que hacer tareas o quehaceres, da gracias por el tiempo que tienes para jugar. Agradece al Señor por todas las cosas buenas que te ha dado, y por amarte y cuidar de ti cada día.

Clave de Hoy
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