Belleza o cenizas

—Jacinto, las cenizas del fuego que hicimos anoche todavía no han sido limpiadas —le dijo su madre—. ¿Podrías encargarte de eso? Y no te olvides de abrigarte bien, ¡hace mucho frío afuera!

El niño se puso su abrigo y sus botas, y llenó un balde con cenizas de la chimenea. Él salió rápidamente por la puerta y caminó fatigosamente a través de una nieve profunda en el jardín. Al borde del patio, lanzó las cenizas del balde y observó cómo el viento regó el polvo negro en la nieve.

Papá se acercó y se paró a su lado.

—Esas cenizas sin duda arruinaron la belleza de la nieve, ¿no crees? —Jacinto asintió y ambos observaron lentamente cómo el viento seguía esparciendo las cenizas por el patio.

El niño levantó la mirada y vio al cielo.

—Está comenzando a nevar. La nueva nieve cubrirá esas cenizas sucias y entonces el patio estará blanco y limpio otra vez. A mamá le gustará eso, a ella le gusta cuando cae una nueva capa de nieve y cubre la suciedad.

—Lo sé —afirmó papá. Después de un momento, agregó—: Esas cenizas me recuerdan a lo que hace el pecado. Deja atrás marcas de suciedad. La única manera de limpiarlas es si Jesús perdona nuestro pecado.

—Tuvimos una lección sobre eso en la iglesia —comentó Jacinto—. Cuando confesamos nuestro pecado, Dios nos perdona y nos hace limpios. Un versículo que aprendimos dice que Él nos hace más blancos que la nieve.

—Así es —declaró papá—. Otro versículo nos dice que, cuando Dios nos perdona, Él no recuerda más nuestros pecados, ni siquiera piensa en ellos —papá apuntó las cenizas—. La nueva nieve cubre la suciedad de las cenizas, pero nosotros podríamos recordar todavía que está bajo esa capa de nieve fresca y limpia. No siempre olvidamos tan fácilmente.

—Entonces, ¿qué tenemos que hacer? —preguntó Jacinto.

—Debemos recordar que, a diferencia de las cenizas que están bajo la nieve, nuestro pecado en verdad fue borrado —explicó papá—. Jesús pagó por nuestros pecados en la cruz y, cuando nos perdona, nos hace completamente limpios.

Jacinto y su padre observaron cómo la nieve que caía empezó a cubrir las cenizas que estaban en el suelo. Después se sonrieron el uno al otro y volvieron a la casa.

TRULA H. BENSINGER

JESÚS TE LIMPIA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 51:7

LÁVAME, Y SERÉ MÁS BLANCO QUE LA NIEVE.

¿Has confiado en Jesús para que perdone tus pecados? Cuando confías en Él como tu Salvador, todos tus pecados quedan lavados y tu corazón se vuelve más blanco que la nieve. Y, a pesar de que todavía pecas a veces, tus pecados ya han sido pagados por el sacrificio de Jesús en la cruz. Cuando peques, confiesa tu pecado a Dios y pídele perdón. Él lavará tu pecado y nunca volverá a pensar en él.

Clave de Hoy
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