Bajo la piel

Ese día fue solitario y miserable para Pilar.  Antes que una niña llamada Nuria se mudara a su ciudad, Pilar y Gracia hacían todo juntas.  Pero ahora Gracia siempre quería incluir a Nuria en sus actividades.  “Encontraré una nueva amiga”, balbuceó Pilar mientras cortaba unas rosas.  “Voy a… ¡ay!”  Una espina se clavó en su pulgar.  Mientras lo frotaba, la niña podía sentir la espina bajo su piel, pero no la podía ver.

“¡Pilar!”, gritó su madre.  “¡Te llaman por teléfono!”

“¡Ya voy!”  La niña recogió las rosas y corrió hacia la casa.  “¿Aló?  Oh, hola, Gracia. ¿A tu casa?  ¿Nuria también está ahí?  No, no creo.  Hoy no.  Tal vez otro día.  Adiós”.  Pilar dejó salir un suspiro frustrado mientras colgaba el teléfono, pero se detuvo cuando notó que su madre la estaba mirando.  “¿Dónde pongo estas rosas, mamá?”, preguntó rápidamente, con la esperanza de que su madre no haya oído su conversación con Gracia.

Después de arreglar las rosas en un florero, Pilar miró su pulgar.  “Se ve bien”, pensó, y se sentó a leer un libro.

Al día siguiente, el pulgar de la niña estaba muy adolorido.  Parecía que latía.  “Debe ser esa espina”, pensó.  Pilar encontró a su madre y le contó lo sucedido.

“Hay que sacar la espina”, aseguró mamá, y después de muchos esfuerzos, sacó una astilla diminuta.  “Se parece a tus sentimientos hacia Nuria”, opinó la madre.  Pilar la miró, sorprendida.  “Como una espina, ella se mete bajo tu piel y si no haces algo con el resentimiento y la amargura que sientes hacia ella, vas a empeorar”.

“¡Pero no puedo evitarlo!  Ella…”  Pilar se detuvo y frotó su pulgar.  Ahora que su madre había quitado la astilla, el dolor ya había disminuido… pero la niña sabía que esa leve molestia en su corazón estaba empeorando.  “¿Cómo puedo cambiar mis sentimientos?”, preguntó.

“Necesitas la ayuda de Dios.  Ora por Nuria y pídele a Jesús que reemplace la amargura con amor por ella.  El amor de Dios puede cambiar tu corazón”.

Pilar dudó, pero luego asintió.  “Está bien.  Le pediré que me ayude a sacar todos los malos sentimientos que tengo hacia ella… así como tú sacaste la espina”.  La niña sonrió un poquito.  “¿Sabes?  ¡Ya me siento mejor!”  —  BARBARA J. WESTBERG

SACA LA AMARGURA

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:31

SEA QUITADA DE USTEDES TODA AMARGURA, ENOJO, IRA, GRITOS, INSULTOS, ASÍ COMO TODA MALICIA.

¿Te estás aferrando a pensamientos de amargura?  ¿Hay alguien que se ha metido bajo tu piel?  ¿Hay una relación que debe sanar?  Comienza con oración.  Pídele a Jesús que te ayude a sacar cualquier resentimiento y amargura hacia esa persona, y que Él lo reemplace con Su amor.  Recuerda cuánto Dios nos ama a cada uno de nosotros y trata a esa persona como Él te trata a ti: con bondad y comprensión.

Clave de Hoy
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