Bajo la higuera
“¡Qué rico!”, exclamó Camilo, relamiéndose los labios. “Me fascina tu mermelada de higos, abuelita”.
“Ya me doy cuenta”. Su abuela rio. “Aquí tienes un poco más”.
“¿De dónde dices que sacaste estos higos?”, preguntó Camilo mientras se servía otro pan hecho en casa.
La anciana vio por la ventana de la cocina. “¿Ves esos árboles que están en el jardín? Estaban ahí cuando tu abuelo y yo nos mudamos a esta casa hace cincuenta años. ¡Una higuera puede medir hasta cuatro metros y sus ramas pueden extenderse hasta por siete metros! Eso me recuerda una cosa: ¿sabías que la Biblia menciona a las higueras?”
“¿En serio?”, preguntó Camilo con la boca llena de mermelada de higo. “No recuerdo esa parte”.
La abuela tomó su Biblia. “En el libro de Juan, cuando Jesús vio que un hombre llamado Natanael se le acercaba, Él sabía que este era un hombre de Dios devoto. Cuando Natanael, que nunca había conocido a Jesús, le preguntó cómo lo sabía, Jesús respondió: ‘Te vi cuando estabas bajo la higuera’”.
Camilo dejó de masticar. “¿Qué significa eso?”
“En tiempos bíblicos, era común que las personas buscaran un lugar tranquilo para orar”, explicó su abuela. “Las higueras representaban un lugar de paz y seguridad, donde podían hablar con Dios. Lo que Jesús le estaba diciendo a Natanael era que Él se fijó que era un hombre de oración y eso era importante para Él”.
Camilo trató de recordar la última vez que había orado y pasado tiempo con Dios. Había pasado bastante tiempo.
“Algo que he aprendido sobre la oración es que Jesús siempre está listo para escuchar y desea que pasemos tiempo con Él”, continuó la anciana. “La oración es poderosa, nunca lo olvides, Camilo. Cuando llevamos nuestros sentimientos problemas a Jesús en oración, el Espíritu Santo obra en nuestros corazones y nos enseña a confiar en Jesús en cualquier situación. Aun si Él no responde nuestras oraciones como quisiéramos, orar es importante porque nos recuerda el amor de Jesús por nosotros y nos enseña a acercarnos a Él con todas nuestras necesidades”.
Camilo asintió. “¿Puedo levantarme de la mesa? Voy a hablar un ratito con Jesús. Estaré bajo la higuera, si me necesitas”. — KELLY HOPE
DEDICA TIEMPO PARA ORAR
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 4:2 (NTV)
DEDÍQUENSE A LA ORACIÓN CON UNA MENTE ALERTA Y UN CORAZÓN AGRADECIDO.
¿Pasas tiempo en oración cada día? Es una de las cosas más importantes que puedes hacer. Orar te recuerda el amor de Jesús por ti y te enseña a confiar en que Él proveerá todo lo que necesitas. Puede que no tengas una higuera para sentarte bajo ella, pero trata de buscar un lugar tranquilo para orar. Jesús siempre está listo para escucharte cuando te acercas a Él en oración.
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