Leche de la Palabra

“Muy bien, Rodrigo, es hora de alistarnos para la iglesia”.

Rodrigo estaba tan metido en su juego de vídeo que casi no se dio cuenta de que su papá había entrado.  “¿Puedo terminar este nivel?”

“Si te digo que sí, vamos a llegar tarde a la iglesia”, afirmó el padre.

“¿Y no podemos llegar un poquito tarde?  De todas maneras, casi nunca entiendo los sermones”.

Papá salió de la habitación y regresó con una Biblia, se sentó junto a Rodrigo y la abrió.  “Toma, hijo.  Hay algo que quiero que leas”. 

Su padre señaló el pasaje y Rodrigo comenzó a leer: “Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación”.  El niño miró a su padre con cara de confusión.

“¿Recuerdas cuando nació tu hermanita, Tere, y cuánto lloraba?”, preguntó papá.

“¡Claro que lo recuerdo, papá!  ¿Cómo podría olvidarlo?”

“Sí, a veces lloraba muy fuerte”, dijo el padre con una risa.  “¿Sabes por qué lloraba tanto?”

“Ella lloraba cuando estaba cansada, cuando se golpeaba o cuando tenía hambre”.

“Así es.  Los bebés necesitan leche para ponerse fuertes y saludables, y cuando tienen hambre, lloran hasta que la reciben.  Ese pasaje dice que deberíamos actuar del mismo modo en lo que tiene que ver con ir a la iglesia”.

“Entonces, ¿me estás diciendo que debería llorar y quejarme cuando no puedo ir a la iglesia?”  Rodrigo levantó una ceja mientras veía a su padre.  “¿No dice la Biblia que no debemos quejarnos?”

“No debemos quejarnos de un modo egoísta, pero cuando pase algo que no nos permita ir a la iglesia, nunca te quejas por no poder ir, ni tampoco yo.  Deberíamos siempre desear pasar tiempo con otros cristianos para aprender sobre lo que Jesús ha hecho por nosotros, pero a veces nuestra naturaleza pecaminosa se interpone”.

“Pero ¿y si no entiendo el mensaje?”, preguntó Rodrigo.

“Lo entenderás cada vez más, mientras sigas creciendo en tu fe.  Pídele a Dios que te dé sabiduría para aprender más de Él, y no tengas miedo de pedirme ayuda a mí o a mamá con las cosas que no entiendes”.

“Está bien”, indicó Rodrigo mientras dejaba a un lado el control de su juego.  “Olvidemos este videojuego.  ¡Vamos a la iglesia!” ZAC GOODMAN

DESEA LA LECHE DE LA PALABRA

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 2:2

DESEEN COMO NIÑOS RECIÉN NACIDOS, LA LECHE PURA DE LA PALABRA, PARA QUE POR ELLA CREZCAN PARA SALVACIÓN.

¿Qué te distrae de querer ir a la iglesia?  ¿Los videojuegos?  ¿La televisión?  ¿Los deportes?  Todas esas son actividades divertidas y divertirse no es malo, pero deberíamos querer pasar tiempo con otros cristianos para aprender más sobre Jesús.  Si estás luchando con el deseo de ir a la iglesia, conversa con Jesús sobre eso.  Él quiere que vayas a la iglesia para que puedas aprender a amarlo más.

Clave de Hoy
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