Andar de manera digna (Parte 2)
Lola y sus padres aplaudieron cuando la fundadora de una organización benéfica nigeriana fue honrada por su contribución ara la sociedad. “Su familia debe estar tan orgullosa”, comentó mamá con una sonrisa.
El padre asintió. “¡Yo sí que estaría orgulloso!”
“Quisiera ser como ella cuando crezca”, agregó Lola. “Si pudiera ser tan digna como ella, podría ser presidenta de la escuela algún día, ¡no solo la capitana de la clase!” Por un momento, los ojos de la niña brillaron con la idea, pero luego bajó los hombros. “¿A quién quiero engañar? Nunca seré lo suficientemente buena como para algo así”.
“Espera, ¿de dónde sacas eso?”, preguntó su madre, sorprendida. Ella escuchó atentamente mientras papá explicaba las desventuras de Lola como capitana de la clase durante la mañana.
Lola suspiró cuando su padre terminó. “¿Ves? Sabía que tenía que esperar al recreo para leer la nota de Dami, pero todo lo que ella escribe es tan gracioso, que no me pude contener. ¿Y si vuelve a pasar lo mismo la próxima vez que me elijan para ser capitana de la clase?”
“Tienes razón”, afirmó su madre. “Lo más probable es que hagas lo mismo la próxima vez”.
“¡Gracias por ese voto de confianza, mamá!”
“Sin embargo”, continuó mamá con una risa, “hay alguien que puede ayudarte a hacer lo que es correcto y digno la próxima vez… y todas las demás veces en el futuro”.
“Papá y tú no siempre estarán ahí para ayudarme”, empezó a decir Lola.
“Es verdad, no estaremos siempre”, admitió su madre. “Pero Jesús, sí. Él envió al Espíritu Santo para ayudarnos y guiarnos por la vida. El Espíritu Santo nos conecta con Jesús y nos da el poder para hacer lo correcto. Cuando seguimos Su dirección, podemos resistir la tentación de hacer cosas malas”.
“Correcto”, añadió el padre. “De hecho, Jesús dijo que, sin Él, no podemos hacer nada. Solo con Su poder viviremos como Él nos ha llamado a vivir”.
“Entonces”, señaló Lola, “¿Dios no espera que ande de manera digna por mi cuenta?”
“¡Por supuesto que no!”, exclamó mamá. “Nunca podríamos andar dignamente por nosotros mismos… solo somos dignos porque Jesús nos salvó del pecado y nos dio Su bondad. Él nos hace dignos. Cuando fijamos nuestros pensamientos en Él y nos enfocamos en Sus deseos, el Señor nos empodera para tener vidas fructíferas que llevan a otras personas hacia Él”.
“¡Qué alivio!”, aseguró Lola. “¡Qué feliz me hace saber que Jesús me hace digna!” — REMI OYEDELE
JESÚS TE HACE ANDAR DIGNAMENTE
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 15:5
EL QUE PERMANECE EN MÍ Y YO EN ÉL, ESE DA MUCHO FRUTO, PORQUE SEPARADOS DE MÍ NADA PUEDEN HACER.
¿Alguna vez te has sentido indigno o indigna? ¿Tienes miedo de que no harás lo correcto cuando sea el momento? Ninguno de nosotros es digno aparte de Jesús. ¡Pero cuando confiamos en Él como nuestro Salvador, Él nos hace dignos! El Señor nos da Su bondad y nos envía el Espíritu Santo, el cual nos otorga el poder para vivir de una manera digna. Por esa razón, siempre andarás dignamente y podrás elegir lo que es correcto.
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