Alimentando a los cerdos

A Gerardo no le molestaba ayudar en la granja de su tío. Algunas partes del trabajo eran divertidas. Pero había unas pocas cosas que su tío le pedía hacer que no le gustaban mucho, por ejemplo, alimentar a los cerdos.

—Son tan sucios —comentó Gerardo después de ayudar a su tío a darles de comer a los cochinos.

El tío Ronaldo rio.

—Sí son sucios —admitió—. ¿Sabes en qué me hacen pensar?

—¡Espero que no en mí! —Gerardo hizo una mueca—. No soy apestoso ni sucio.

El tío Ronaldo rio otra vez y lo guio hacia la casa.

—No, tú no. Los cerdos me hacen pensar en la parábola del hijo pródigo, en la Biblia. ¿La recuerdas?

—Más o menos —contestó Gerardo.

Entraron y se asearon, y después su tío tomó su Biblia de la repisa de la sala.

—Jesús contó una historia sobre un joven que quería irse de su hogar. Le pidió a su papá la herencia, que es el dinero que él recibiría cuando su papá falleciera; la tomó y se fue.

Gerardo se sintió y asintió.

—Él hizo algunas cosas malas con el dinero y terminó haciéndose pobre muy rápidamente, ¿verdad?

—Así es —afirmó el tío Ronaldo—. Pero ¿recuerdas lo que sucedió y que le ayudó a que se diera cuenta de que podía volver donde su padre y pedirle perdón? —Gerardo negó con la cabeza—. Estaba cuidando de los cerdos —el tío Ronaldo sonrió—. Tenía tanta hambre que quería comer el alimento que les daba. Entonces se dio cuenta de que los siervos de su padre tenían una mejor vida que él, y decidió preguntarle a su papá si podía ser uno de sus sirvientes.

El tío Ronaldo abrió la Biblia y apuntó la historia.

—Pero cuando regresó a la casa para pedirle a su papá que lo dejara regresar como un sirviente, su padre salió corriendo hacia él, lo abrazó, lo perdonó y lo recibió nuevamente como hijo. De la misma manera Dios nos perdona cuando cometemos errores y nos ama como Sus hijos.

—Nunca volveré a ver igual a los cerdos —aseguró Gerardo.

—¿Ahora sí vas a disfrutar cuando los alimentes? —preguntó el tío Ronaldo.

Gerardo arrugó la nariz.

—Bueno, todavía huelen mal —dijo—. Pero no es tan terrible.

BETHANY ACKER

DIOS NOS PERDONA Y NOS AMA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 86:5 (NVI)

TÚ, SEÑOR, ERES BUENO Y PERDONADOR; GRANDE ES TU AMOR POR TODOS LOS QUE TE INVOCAN.

¿Alguna vez has estado cerca de un cerdo? Realmente son sucios, ¿verdad? Después que el hijo pródigo en la parábola de Jesús se gastó todo su dinero y tuvo que cuidar de los cerdos para sobrevivir, él se dio cuenta de que su vida también era un desastre. Pero su padre lo perdonó, tal como Dios nos perdona. Dios te ama y siempre te amará, sin importar lo que hagas. Corre a Él para pedir Su perdón, y el Señor te recibirá y te dará un hogar como Su hijo amado.

Clave de Hoy
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