Pecado salado
—Gracias por ayudar con la tarta, Isa —expresó la abuela. La niña de cuatro años sonrió.
—¿Y yo? —preguntó Enrique, de ocho años, mostrándole a su abuela la tarta que había hecho con plastilina.
—Es adorable —la abuela llevó la tarta de manzana a la estufa—. Isa, mientras el horno se calienta, ¿qué te parece si vamos a recoger unos ejotes del jardín?
—¡Está bien! —respondió Isa.
—Enrique, ¿vienes con nosotros? —preguntó la abuela.
—Quiero hacer tartas —contestó el niño con la plastilina en la mano.
—Está bien. Vamos a estar afuera un rato, entonces. Por favor, no toques la tarta de manzana —indicó la abuela mientras seguía afuera a Isa.
Después de la cena y del devocional de la noche, la abuela sirvió a todos una rebanada de pie de manzana.
—Isa hizo un gran trabajo hoy como mi ayudante —le contó al abuelo.
La pequeña sonrió mientras tomaba su tenedor.
—¡Me gusta ayudar! —cuando se metió un pedazo de tarta en la boca, su sonrisa desapareció—. ¡Guácala! —exclamó—. ¡Está lleno de sal!
El abuelo probó un bocado.
—Tienes razón, Isa chiquita, esto sabe a una tarta de sal.
—¡Bueno! —la abuela miró la tarta—. ¿Cómo pasó eso? Sé que puse la cantidad correcta de sal.
—Enrique, estás muy callado —notó el abuelo mientras miraba a su nieto.
El niño suspiró.
—Lo siento, abuela. Traté de poner azúcar encima de la tarta para que estuviera más deliciosa. Pero no era azúcar, era sal. Ahora la tarta está arruinada.
El abuelo rio.
—Esto me recuerda del pasaje que leímos en Génesis. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios y comieron el fruto, la maldición del pecado entró en el mundo. Y así como la sal en esta tarta, no podemos arreglarlo y deshacernos del pecado por nuestra cuenta. Necesitamos la ayuda de Jesús para eso.
—Él murió en la cruz para llevarse lejos nuestros pecados —Isa frunció el ceño—. ¿Él va a arreglar la tarta?
El abuelo sonrió.
—¡Él arreglará todo el mundo algún día! Entonces todo el pecado desaparecerá para siempre.
—Mientras tanto, Él nos dio muchas manzanas en nuestro árbol, para que podamos hacer otra tarta —la abuela dibujó una sonrisa—. Esta vez, creo que tendré dos ayudantes.
KIMBERLY BROKISH
JESÚS MURIÓ POR NUESTROS PECADOS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 3:16
PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU HIJO UNIGÉNITO, PARA QUE TODO AQUEL QUE CREE EN ÉL, NO SE PIERDA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA.
¿Alguna vez has puesto demasiada sal a algo? La sal contamina toda la comida y hace que todo el plato sepa a sal. Eso es parecido a cómo el pecado se tomó todo el mundo. Las Buenas Nuevas son que Jesús murió en la cruz para borrar nuestros pecados y resucitó para arreglar el mundo y para que podamos pasar la eternidad con Él. ¡Qué genial es eso! ¿Has confiado en Jesús para que se lleve tus pecados? Si no lo has hecho, ¡pon tu confianza en Él hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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