La luz de las luciérnagas
Melina y Tomás se reunieron con su familia en el hogar de unos amigos de la iglesia para celebrar el inicio de las vacaciones de verano. Hubo barbacoa, juegos y mucha comida.
—¡Niños! ¡Ya casi es hora de que aparezcan las luciérnagas! —dijo en alta voz el padre de Melina.
Cada uno tomó un frasco con agujeros en la tapa para atrapar a las luciérnagas. Su plan era liberarlas poco tiempo después de atraparlas. Mientras caía la noche, los niños comenzaron a cazar las luciérnagas en el jardín.
—¡Allá! Vi una luz.
Uno a uno, los más chicos empezaron a atrapar a las luciérnagas. Levantaron en alto sus frascos y se maravillaron por lo asombroso de cómo estos insectos diminutos podían emitir una luz tan brillante.
—Papá, ¿cómo brillan las luciérnagas así? —preguntó Tomás.
—La luz que ves se llama bioluminiscencia —contestó su padre—. Algunos organismos vivos la usan para comunicar varios mensajes entre sí —él sonrió a los niños—. De cierta manera los cristianos son como luciérnagas. ¿Saben por qué?
Melina, Tomás y sus amigos permanecieron en silencio, confundidos, hasta que Melina preguntó:
—¿Es porque también tenemos una luz en nuestro interior? Si Jesús es la luz del mundo y Él vive en nosotros, ¡entonces podemos brillar con Su luz!
—¡Correcto! —exclamó papá—. Piensen en las canciones que cantamos en la iglesia, como «Esta pequeña luz» y «Brilla, Jesús». Estos coros nos ayudan a recordar que, al igual que estas luciérnagas, brillamos con la luz de Jesús cuando llevamos a las personas hacia Él y les demostramos Su amor.
—Pero ¿cómo podemos hacer eso? —preguntó Tomás.
—Bueno, ¿recuerdas cuando tu amigo estaba triste y simplemente te sentaste con él? O, Melina, cuando esa niña nueva vino a tu escuela, ¿te acuerdas de que la invitaste a sentarse contigo y con tus amigas? Así demostraron el amor y cuidado de Dios para ellos. ¡De ese modo dejaron que la luz y el amor de Jesús brillen a través de ustedes!
JONI SPEARS
DEJA QUE TU LUZ BRILLE
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 8:12
JESÚS LES HABLÓ OTRA VEZ, DICIENDO: «YO SOY LA LUZ DEL MUNDO; EL QUE ME SIGUE NO ANDARÁ EN TINIEBLAS, SINO QUE TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA».
¿Alguna vez has ido a acampar y usaste una linterna o lámpara para que te guíe pro la noche? A lo mejor te asusta un poco la oscuridad y tu mamá o papá pone deja una luz prendida en la noche para ti. Piensa en cómo la luz nos consuela. Como cristiano, puedes ser ese tipo de luz para alguien más. Si conoces a Jesús, Su luz brilla en tu interior. Compártela con otros al guiarlos a Jesús y demostrándoles Su amor.
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