Donde están los peces
—Nuestro maestro nos dijo que comencemos a pensar en gente a la que podríamos invitar a nuestra escuela bíblica de vacaciones este verano —le contó Agustín a su padre después de la iglesia—. Hoy en clase hablamos de cómo ser pescadores de personas; eso significa hablar a otros sobre Jesús, no es pescar de verdad —dijo con una sonrisa pícara—. El señor Benítez dijo que para eso es la escuela bíblica de vacaciones, para compartir de Jesús con los niños que no han oído de Él.
—Entonces, ¿a quién vas a invitar? —preguntó papá.
—A nadie —Agustín se encogió de hombros cuando su padre levantó las cejas—. Todos mis amigos ya conocen a Jesús.
—-Mmm —expresó papá—. Mejor hablemos de pescar de verdad. He oído que últimamente hay muchos peces. ¿Quieres ir?
—¡Sí! —exclamó Agustín—. Voy a alistarme ahora mismo.
Su padre asintió.
—Yo voy a preparar los equipos de pesca. Nos vemos en el patio de atrás cuando estés listo.
Cuando Agustín llegó corriendo al jardín unos minutos más tarde, se detuvo en seco y miró fijamente a su padre, quien estaba sentado en una silla plegable y sostenía su caña de pescar. El gancho estaba sobre el pasto y papá lo miraba atentamente.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó el niño.
—¡Chist! —dijo su padre—. Estoy pescando. No me asustes a los peces.
Agustín vio el gancho y después miró a su papá.
—¡Papá! ¿No te han dicho que los peces viven en el agua? —dijo el niño torciendo los ojos—. ¡Ya! ¡Vamos donde están los peces!
El padre levantó la mirada.
—¿Sabes? Esa es una excelente idea —él recogió el hilo de su caña y se levantó—. A ver, los peces no están lejos de aquí. Vayamos al lago —entonces miró a Agustín y agregó—: También debes ir donde están los peces para ser un pescador de personas. Aparentemente, no están en tu grupo de amigos cercanos, pero te darás cuenta de que no están lejos. Estoy seguro de que hay muchos niños que necesitan un amigo, especialmente uno que les presente a Jesús.
Agustín suspiró.
—Sí —susurró al subirse al automóvil. Mientras conducían por su calle, de repente apuntó con el dedo—. Tal vez el niño nuevo de la casa azul quiera venir. Y supongo que puedo invitarle a María, que se sienta frente a mí en la escuela… no creo que pase nada si le invitó a una niña.
—¿Ves? —dijo papá—. Sabía que podías encontrar a alguien. ¿Qué te parece si invitas al niño nuevo para una partida en un videojuego uno de estos días?
Agustín sonrió.
—Lo haré.
HAZEL W. MARETT
COMPARTE DE JESÚS DONDE ESTÉS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 4:19 (NTV)
JESÚS LOS LLAMÓ: «VENGAN, SÍGANME, ¡Y YO LES ENSEÑARÉ CÓMO PESCAR PERSONAS!».
¿Conocen todos tus amigos a Jesús? Es maravilloso si es así, pero no lo des por sentado. Conversa con ellos sobre Jesús, pero no lo hagas solamente con tus amigos más cercanos. Jesús quiere que traigas a otras personas hacia Él. Para lograrlo, es probable que tengas que salir de tu círculo de amigos. Mira a tu alrededor. ¿Quién necesita un amigo que le presente a Jesús?
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