El marco en la pared
—¿Por qué siempre haces eso? —preguntó Camila mientras observaba cómo su madre ajustaba en marco torcido en su pared.
Mamá rio.
—No se cuelga derecho, pero quiero mantenerlo ahí.
Camila negó con la cabeza.
—Deberías comprar un nuevo marco.
—Me gusta este —opinó la madre—. Solo necesita un poco de gracia.
Al día siguiente, Camila notó que su mamá estaba nuevamente de pie junto al marco, tratando de ajustarlo para que quede perfectamente alineado.
—No se quedará así, mamá. Tú lo sabes.
Su madre se volteó para mirarla.
—¿Recuerdas cuando fuimos con tu papá para comprar este marco? —la niña respondió que no con la cabeza—. Fue la última vez que él te llevó de compras —le contó su madre con una voz baja—. Este marco es especial para mí, pero solo necesita un poquito de gracia —mamá apuntó a la cocina—. ¿Quieres galletas?
—Claro —Camila caminó lentamente a la otra habitación.
—Ese marco me ha hecho pensar —mamá sacó una caja de leche de la refrigeradora—. En verdad tiene mucho significado para mí, así que estoy dispuesta a arreglarlo un poquito y cuidarlo, para que se vea bien en la pared —ella sonrió a su hija—. Es como cuando Dios nos empuja con delicadeza cuando no estamos bien encuadrados.
Camila arrugó las cejas.
—¿Ah?
La madre le sirvió un vaso de leche.
—¿Te acuerdas de esa vez que te conté que me sentía mal por todos los chismes que dije en el trabajo?
Camila asintió.
—Y te dije que yo también cuento chismes en la escuela.
—Así es —afirmó su madre—. Creo que ese era Dios, dándonos un pequeño empujón. Ajustándonos. Mostrándonos un poquito de gracia mientras trabaja en nosotros —mamá le entregó a Camila una galleta en un plato—. Dios no nos saca de la pared cuando pecamos, para arrojarnos en la basura. Él nos salvó porque somos especiales para Él y está obrando para hacernos más como Jesús. El Señor nos da segundas oportunidades. Él desea que nos quedemos en la pared porque nos ama.
—¿Aunque no seamos perfectas? —preguntó Camila.
Mamá asintió.
—Algún día, cuando Jesús borre el pecado para siempre, seremos perfectas. Pero no tenemos que serlo para que Él nos ame. — EMILY ACKER
DIOS TE DA GRACIA
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 1:16
DE SU PLENITUD TODOS HEMOS RECIBIDO, Y GRACIA SOBRE GRACIA.
¿Te sientes culpable cuando haces algo malo? ¿Crees que Dios no te perdonará por lo que has hecho y dejará de amarte? Eso nunca podría suceder. El Señor te ama aunque no seas perfecto. Él envió a Su Hijo a morir por ti, para que pudieras tener vida eterna con Él. Cuando haces algo malo, Dios te muestra gracia. Confía en que Él te perdonará y te ajustará para que seas más como Jesús.
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