Sordo, pero oye
“Nuestro coro de niños compartirá la letra de la canción en lenguaje en señas cuando cantemos hoy”, contó Talía, emocionada. “Ahora Milo va a poder entender las letras”. Milo era su amigo sordo.
Mientras cantaba el coro, Talía notó que Milo observaba con atención mientras los niños hacían las señas de la canción.
“Fue tan genial ver cómo Milo escuchaba”, comentó la niña durante el almuerzo. “Y también miraba al intérprete cuando predicó el pastor Esteban”.
Esa tarde, el hermano de Talía, Joel, le pidió ayuda con un experimento. Ella frunció el ceño. “¡No! ¡Estoy harta de tus experimentos!”
“Pero de verdad necesito ayuda con esto”, expresó Joel. Talía lo ignoró. “Por favor, hermanita”, rogó.
“Déjame en paz”, gritó enojada, añadiendo otras palabras poco amables.
Su madre miró a Talía con tristeza. “Hoy nos contaste cómo Milo escuchó atentamente al coro y al pastor Estaban en la mañana. A pesar de que sus oídos no funcionan correctamente, él escuchó el mensaje. Pero creo que tú no lo oíste”.
Talía puso una mala cara. “No soy sorda. Por supuesto que lo oí”.
Mamá levantó las cejas. “Bueno, el pastor Esteban nos recordó sobre cómo Dios nos mostró Su amor al enviar a Jesús para salvarnos, y dijo también que debemos mostrar Su amor a los demás, edificándonos unos a otros y ayudándonos mutuamente. Después del culto, vi cómo Milo le dio el dulce que recibió en la escuela dominical a su hermana, y ayudó a abrir la puerta a una mujer que estaba en silla de ruedas. Me parece que sus acciones demostraron que escuchó el mensaje con su corazón, a pesar de que no pudo escucharlo con sus oídos. Pero juzgando por la forma en que le estás hablando a tu hermano, me pregunto si ese mensaje pasó de tus orejas”.
Talía se quedó fría. Sabía que oír el mensaje de Dios con sus orejas no era tan importante como responder con el corazón. “Yo… lo siento”, expresó. La niña se volvió a su hermano. “Te voy a ayudar, Joel… si todavía quieres que te ayude”.
“Claro que sí”, respondió su hermano con una sonrisa. “¡Sabía que este sería un buen experimento! Ha sido bueno para ti desde ya”.
“No es cierto”, indicó Talía. “¿Cómo ha sido bueno para mí?”
“Porque aprendiste que debes escuchar de corazón”, explicó Joel. “Así que puedes darle las gracias a mi experimento por esa lección”. El niño sonrió y se dirigió a su habitación. — NANCE E. KEYES
ESCUCHA CON TU CORAZÓN
VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 1:22
SEAN HACEDORES DE LA PALABRA Y NO SOLAMENTE OIDORES QUE SE ENGAÑAN A SÍ MISMOS.
¿Escuchas bien? ¿Tu corazón responde a los mensajes que Dios te da en la Biblia y en la iglesia? ¿O solo oyes con tus orejas, pero no los pones en práctica? No dejes que la Palabra de Dios te entre por un oído y te salga por el otro. Piensa en el mensaje de Dios y responde con tu corazón. Sé un hacedor de la Palabra de Dios.
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