La ley del espacio
Santiago se apoyó en la silla y suspiró. No podía concentrarse en su tarea. Todo el día había estado preocupado por el examen de ciencias que tenía la próxima semana, y luego oyó a alguien que contó un chiste malo que no podía sacar de su cabeza. Cuando las preocupaciones y los malos pensamientos no se iban, finalmente decidió platicar de eso con su padre.
“Lamento mucho que estés pasando por eso, hijito”, indicó su papá. “A veces, las cosas malas que vemos y oímos, o nuestros propios temores y preocupaciones, pueden poner malos pensamientos en nuestras mentes que son difíciles de borrar”.
Santiago suspiró. “Entonces, ¿qué puedo hacer?”
“¿Has oído de la ley del espacio?”, preguntó papá.
“Sí”, contestó Santiago. “Dos cosas no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Eso lo aprendimos en la clase de ciencias, pero también es sentido común”. El niño señaló un libro. “Como ese libro. Nada más puede estar en ese espacio de la mesa, a menos que movamos el libro”.
“Correcto”, señaló el padre. “Bueno, lo mismo pasa con tu mente. Cuando está llena de cosas buenas, no hay espacio para las preocupaciones o los malos pensamientos”.
“Pero ¿cómo la lleno de cosas buenas?”, preguntó Santiago.
“Permaneciendo enfocado en Jesús y recordando todo lo que Él ha hecho por ti”, respondió el papá. “Cuando confiaste en Él como tu Salvador, recibiste el Espíritu Santo y Él te da la habilidad para vencer el mal. Tan pronto como te sientas cargado con la preocupación o cuando algún mal pensamiento venga a tu mente, pídele a Jesús que limpie tu mente y que te ayude a reemplazar esos pensamientos con todo lo que es bueno y verdadero, por ejemplo, cómo Él te liberó del pecado y promete cuidarte en toda situación. Entrégale a Él tus pensamientos”.
“Está bien”, dijo Santiago, “pero ¿qué pasa si todavía sigo preocupado o no puedo dejar en algo malo?”
“Bueno, también ayuda que busques la manera de mostrar el amor de Dios a otros y que los sirvas”, explicó el papá. “Cuando te enfocas en otros, eso ayuda a pensar más en ellos y menos en lo que sea que te esté molestando”.
“Gracias, papá”, expresó Santiago. “Ya puedo sentir que el espacio en mi mente está siendo llenado de cosas buenas… ¡y también me siento mejor con mi examen de ciencias!”–AGNES LIVEZEY
ENFOCA TU MENTE EN JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 10:5
PONIENDO TODO PENSAMIENTO EN CAUTIVERIO A LA OBEDIENCIA DE CRISTO.
¿Te cuesta controlar tus pensamientos? ¿Estás constantemente preocupado por los problemas o pensando en algo que visto u oíste que sabes que no le agrada a Dios? Entrégale tus pensamientos a Jesús. Él te da el poder, a través del Espíritu Santo, para reemplazar los malos pensamientos con buenos. Cuando estés luchando con tus pensamientos, enfoca tu mente en Él.
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