¿Quién lo ve?
Rafael levantó la mirada cuando su madre entró con dos bolsas de víveres. “Hola, hijo”, saludó. “¿Podrías ayudarme a traer las demás bolsas de compras del automóvil? Y, por favor, recoge también las otras cosas que regué. Cuando agarré mi cartera, estaba abierta y se cayeron algunas cosas”.
“Está bien, mamá”. Rafael salió corriendo al garaje. Tomó las bolsas de compras y las llevó a la casa y después regresó para recoger las cosas que se habían regado de la cartera de su madre. Junto con otros artículos, el niño encontró cuatro billetes de cinco dólares. Él los miró, pensativo, y luego puso uno de los billetes en su bolsillo.
“Aquí están tus cosas, mamá”, indicó Rafael cuando volvió a la casa y le entregó los tres billetes junto con las demás cosas.
“Gracias, Rafael”, expresó su madre. “Ahora quisiera que tomaras el matamoscas para que te deshagas de esas moscas”. Ella frunció el ceño. “No sé de dónde vienen”.
Felipe fue por el matamoscas. “¡Te atrapé!”, exclamó después de un momento. Entonces vio que una mosca tomaba el sol en el alféizar de la ventana. “Mamá, ven a ver esta mosca. Parecería que se está limpiando la cara, igual que nuestro gato”.
“Eso parecería”, acordó su madre. “Vi un documental sobre las moscas el otro día. Era muy interesante. ¿Sabías que las patas de las moscas tienen cepillos que usan para limpiarse sus ojos?’
“¡Guácala!” Rafael hizo una mueca.
“Y tienen ojos muy interesantes, además”, continuó mamá. “¡Las moscas son asombrosas! Decían que tienen unos cuatro mil ojitos en cada uno de sus ojos grandes”.
“¡Guau!”, dijo Rafael. “Qué raro”.
Su madre asintió. “Cuando lo oí, me hizo pensar en un versículo de uno de los Salmos, que dice: ‘El que dio forma al ojo, ¿acaso no ve?’ Dios creó los asombrosos ojos de las moscas y nos creó también a nosotros. Él ve todo lo que hacemos… no podemos esconderle nuestro pecado. Por eso debemos ser honestos. Él ya sabe lo que hemos hecho y nos perdonará”.
Rafael metió su mano en el bolsillo y sintió el billete de cinco dólares que se había guardado. “Dios ve esto también”, pensó. Lentamente lo sacó.
“Eh, ¿mamá? Yo… iba a quedarme con esto, pero… aquí está y… bueno… perdóname”. — VERA HUTCHCROFT
DIOS VE TODO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 94:9
EL QUE DIO FORMA AL OJO, ¿ACASO NO VE?
¿Alguna vez has hecho algo malo cuando nadie podía verte? ¿Sentiste alivio porque nadie se enteró? Aun si nadie vio lo que hiciste, Dios lo sabe… no puedes esconder nada de Él. Dios te ama y quiere que confieses tu pecado para que seas perdonado. Si has hecho algo malo, díselo a Jesús y pídele que te perdone. Después haz lo que sea correcto, incluso cuando nadie más te vea.
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