¿Ves lo que yo veo?

“¡Mamá!  ¡Lo conseguí!”, exclamó Ariel cuando llegó a casa, después de la escuela.  “Al fin es mi turno de pedir prestado el libro del Ojo Mágico”.

“Recuérdame qué es eso”, le pidió su madre.

“Es un libro de dibujos… bueno, más bien son solo formas y colores, pero si los miras fijamente por un buen rato, sale una imagen, como si fuera en 3D”, explicó Ariel.  “Mi maestra nos contó que solían vender esos libros por todos lados, pero ahora son más difíciles de encontrar.  Ella tiene uno y nos lo presta por turnos”.

“Sí recuerdo esos libros”, comentó mamá.  “Yo nunca pude ver las imágenes”.

“A ver, sostenlo frente a tus ojos, así”.  Ariel levantó el libro a la altura del rostro de su madre.  “Luego aléjalo muy lentamente.  Fija la mirada en un punto…  probablemente vas a sentir que te estás haciendo bizca”.  La niña hizo una pausa.  “Es un gato.  ¿Ya pudiste verlo?  A veces toma un tiempo”.

“No veo nada, solo unas líneas garrapatosas de colores.  ¿Estás segura de que ahí hay una imagen?”, preguntó mamá.

Cuando el padre de Ariel entró a la cocina, la niña le entregó el libro y le explicó cómo ver el gato.  Papá lo encontró en el cuarto intento.

La familia se sentó a comer y el padre dio gracias a Dios por los alimentos.  “¿Sabes, Ariel?”, expresó mientras la madre le entregaba el puré de papas.  “Estaba pensando en las imágenes del libro del Ojo Mágico.  Me recuerdan lo difícil que puede ser a veces que la gente vea a Jesús.  Sabemos que Él está aquí, pero a veces es difícil explicar a las personas y lograr que ellos Lo vean también, que crean que Él es real y nos ama tanto como para morir por nosotros”.

Ariel asintió al pensar en sus amigas.  “He tratado de hacer que Marianela entienda sobre Jesús, pero simplemente no lo entiende”.

“Tuve que intentar cuatro veces antes de poder ver el gato, pero al fin lo encontré”, comentó papá.  “Así que sigue hablando con Marianela sobre Jesús y todos oraremos para que ella entienda.  En realidad, es Dios el que abre los ojos de las personas, no nosotros”.

“Está bien”, afirmó Ariel.  “Así lo haré”.  La niña sonrió y miró a su madre.  “Y espero que mamá trate otra vez de ver al gato”.

Su madre dijo que sí con la cabeza.  “¡Y voy a encontrarlo!”, aseguró.  —  NITA M. SMILEY

AYUDA A OTROS A VER A JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: HECHOS 26:17-18

YO [JESÚS] TE ENVÍO PARA QUE LES ABRAS SUS OJOS A FIN DE QUE SE CONVIERTAN DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ.

¿Les hablas a tus amigos acerca de Jesús?  ¿Sientes que no logras llegar a ellos?  No te rindas.  Sigue siendo una influencia positiva y demostrando el amor de Dios a tus amigos.  No dejes de hablarles de Jesús y de orar para que el Espíritu Santo obre en sus vidas.  Puede que tome un tiempo, pero Dios puede abrir sus ojos para que puedan ver a Jesús y Su amor por ellos.

Clave de Hoy
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