Bienvenidos a mi habitación
“Le dije al pastor Fabián que sería un gusto hospedar a los Barragán”, comentó mamá cuando regresaban de la iglesia. “Llegarán el próximo sábado”.
“¿En serio?”, preguntó Alegría. La niña lo pensó. “Esa es una buena y una mala noticia… es buena porque es divertido platicar con misioneros, pero mala porque voy a tener que limpiar mi habitación”. Sus padres usaban la habitación de Alegría cada vez que la familia recibía a alguien para hospedarse durante la noche.
“¡Guau! Limpiar tu habitación tomará muuucho tiempo”, bromeó su hermano, Ignacio.
La semana siguiente, Alegría hizo un gran esfuerzo para tener lista su habitación. Cada día, después de la escuela, dedicaba un tiempo para limpiar su armario, los cajones y su escritorio. El sábado por la mañana, su madre le ayudó a poner sábanas limpias en la cama y lavaron las ventanas. “¿Se te ocurre algún otro detalle para que tus invitados estén cómodos?”, preguntó mamá.
“Eh… ¡Flores!”, exclamó Alegría, así que salió y cortó un ramo. La niña puso, además, una vela con aroma para que sus huéspedes disfruten, y utilizó sus marcadores para hacer un letrero que decía: “Bienvenidos a nuestro hogar”. “¡Mi habitación está lista!”, declaró con gozo.
Los Barragán llegaron después de la cena y se quedaron por tres días en la casa de Alegría. La niña disfrutó al conversar con ellos y, después que se fueron, se dio cuenta de que habían dejado algo especial. En su cama había una notita dirigida a ella, junto con un paquete pequeño.
Alegría tomó la nota y la leyó. “Gracias por tu hospitalidad. Tienes el don especial de hacer que los invitados se sientan bienvenidos. Nos mostraste el amor de Jesús al dejar que nos quedemos en tu habitación. Ahora nos sentimos renovados y listos para seguir contando a la gente sobre Él. ¡Que Dios te bendiga!” La niña abrió el paquetito y encontró un hermoso collar que había sido hecho en India.
Alegría se puso su collar y corrió a mostrárselo al resto de la familia. “¿No les parece lindo?”, preguntó. “Me encanta”.
“¡Creo que la próxima vez voy a dejar que se queden mi habitación!”, señaló Gustavo, bromeando nuevamente con su hermana.
La niña le sonrió. “No creo que este collar te quede tan bien a ti”, aseguró. “¡Y necesitarías mucho más tiempo para limpiar tu habitación que yo!” — LINDA M. WEDDLE
MUESTRA HOSPITALIDAD
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:13 (NVI)
SHARE AYUDEN A LOS HERMANOS NECESITADOS. PRACTIQUEN LA HOSPITALIDAD.
¿Muestras hospitalidad a otros? ¿Estás dispuesto a hacer que tus invitados se sientan bienvenidos en tu hogar, aun si fuera necesario hacer trabajo extra? ¿Ayudas a los niños nuevos de la escuela para que sepan a dónde ir? Cuando muestras personalidad a otros, sigues el ejemplo de Jesús, quien nos recibe a todos en Su familia. Puede que no tengas que compartir tu habitación, pero sí puedes demostrar el amor de Jesús al suplir las necesidades de los demás cada vez que te sea posible.
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