Los padres son maestros

“Me tocó la clase del señor Simón”, comentó Miqueas cuando montaba bicicleta con su amigo Hernán junto al patio de su escuela.  “¿Sabes quién será tu maestro?”

Hernán sonrió.  “Sí. Mi mamá y mi papá.  No regresaré a esa escuela”.

“Sí, claro”, se burló Miqueas.  “¡Todos tienen que ir a la escuela!”

“claro, pero no al edificio de la escuela.  Algunos niños de nuestra iglesia reciben educación en casa, y mi mamá y mi papá me enseñarán también en casa”, explicó Hernán.  “Como estoy muy interesado en los animales del océano, mamá dijo que podíamos dedicar una sección especial para eso.  ¿No te parece genial?”

Miqueas asintió, pero tenía dudas.  “¿Pueden los padres realmente enseñar a sus hijos como lo hacen los maestros en la escuela?”, se preguntaba.

Cuando llegó a su casa, Miqueas entró en la cocina donde su padre cocinaba la cena.  “Hola, hijo”, saludó.  “¿Qué tal si picas unas zanahorias para la sopa que estoy preparando?”

“Claro”.  El niño se lavó las manos y luego siguió las instrucciones de su papá para picar las zanahorias.  “Hernán no volverá a la escuela este año”, le contó.  “Sus padres le van a dar educación en casa”.

“¿En serio?”, preguntó el padre.  “Bueno, sé que lo echarás de menos en la escuela, pero todavía podrás verlo en las tardes y los fines de semana”.

Miqueas hizo un gesto afirmativo con la cabeza y entregó a su papá las zanahorias picadas.  Él las echó en la olla de la sopa. “Ahora tenemos que dejar que se cocinen por un rato, para que se espese”, indicó el padre.

Miqueas empezó a hacer sus tareas en la mesa de la cocina.  “Papá, ¿podrías ayudarme con este problema de matemáticas?”, preguntó.

Su padre se acercó y analizaron juntos el problema.  “Oh, ya lo entiendo”, aseguró Miqueas.  El niño sonrió.  “Eres un buen maestro.  Tal vez sea cierto que los niños no tengan que ir a la escuela para aprender”.

“Por supuesto”, afirmó papá.  “De hecho, uno de los roles que Dios ha dado a padres y madres es que seamos maestros.  Puede que tu mamá y yo no te enseñemos las materias de la escuela, como lo hacen los padres de Hernán, pero sí tomamos muy en serio nuestra responsabilidad de enseñarte sobre Jesús y lo que Él dice en Su Palabra”.  El padre se levantó para revolver la sopa.  “Y espero que también te hayamos enseñado otras cosas”.

Miqueas sonrió.  “Sí, me han enseñado, ¡a hacer sopa!”  —  SHERRY L. KUYT

APRENDE DE TUS PADRES

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 4:1

OIGAN, HIJOS, LA INSTRUCCIÓN DE UN PADRE, Y PRESTEN ATENCIÓN PARA QUE GANEN ENTENDIMIENTO.

¿Incluirías a tus padres en tu lista de maestros?  Los maestros de la escuela, de la iglesia, de piano, los entrenadores de deportes… todos son importantes, pero los padres son los maestros más importantes que Dios te ha dado.  Él los ha puesto en tu vida para enseñarte todo tipo de cosas, especialmente quién es Dios y cuánto Él te ama.  Aprende de tus padres y escucha con atención sus enseñanzas.

Clave de Hoy
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