Jugar a las escondidas
“¡Los voy a encontrar dondequiera que estén!”, gritó papá. Magda soltó una risita alegre cuando su padre no logró ver su escondite entre los arbustos. Él miró hacia arriba en los árboles y bajo la plataforma de madera, e incluso empezó a buscarla dentro de la casa. “¿Has visto a Magda?”, le preguntó a mamá. Ella respondió que no. Entonces regresó afuera y la llamó. “¡Hija!” La niña empezó a reír otra vez y esta vez su padre la encontró.
“¡Oh, no! Esperaba que nunca me encontraras. Fue tan difícil no reír”, comentó Magda mientras se acurrucaba en los brazos de papá.
“¿Sabías que los primeros humanos, Adán y Eva, se escondieron de Dios en el huerto del Edén, así como tú te ocultabas de mí?”, preguntó el padre.
“¿En serio? ¿Por qué se escondieron de Él?”, inquirió Magda.
“Se ocultaron porque desobedecieron a Dios y sentían vergüenza”, respondió papá. “Dios les dijo que no comieran del árbol del conocimiento del bien y el mal. Sin embargo, los dos comieron de su fruto porque fueron tentados por Satanás”.
Padre e hija entraron en la casa y él sacó su Biblia para leer un pasaje del libro de Génesis. Magda escuchó la historia atentamente.
“Cuando Adán y Eva estaban escondidos, el Señor incluso les gritó: ‘¿Dónde están?’”, afirmó Magda cuando su padre terminó de leer. “Así como tú me preguntaste dónde estaba, papá”.
El padre asintió. “A veces tratamos de escondernos de Dios también. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, trajeron el pecado al mundo. Por esa razón, todos somos pecadores y sentimos vergüenza por las cosas malas que hacemos. Pero es imposible esconderse de Dios. Él conoce nuestro pecado y todavía quiere que seamos Sus hijos. Por eso envió a Su Hijo, para que Él nos encuentre”.
“¿Te refieres a cuando Jesús vino a la tierra y murió por nosotros?”, preguntó Magda.
“Correcto. Debido a que confiamos en Jesús, quien tomó el castigo por nuestros pecados en la cruz, ya no tenemos que sentir vergüenza. Podemos dejar de escondernos y disfrutar una relación con Él”. Papá sonrió. “Bueno, hijita, ¿qué tal si juegas una vez más a las escondidas con tu viejo padre? Esta vez trata de encontrarme a mí”.
Magda dijo que sí con la cabeza, cerró los ojos y empezó a contar. — ALEXIS WOHLER
NO TE ESCONDAS DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 10:22 (NTV)
ENTREMOS DIRECTAMENTE A LA PRESENCIA DE DIOS CON CORAZÓN SINCERO Y CON PLENA CONFIANZA EN ÉL. PUES NUESTRA CONCIENCIA CULPABLE HA SIDO ROCIADA CON LA SANGRE DE CRISTO A FIN DE PURIFICARNOS.
¿Has tratado de esconderte de Dios? Es imposible que te ocultes de Él. Dios ya sabe lo que has hecho y no quiere que te escondas ni que sientas vergüenza. Jesús tomó el castigo por tu pecado porque desea que recibas el perdón y tengas una relación con Él. Deja de esconderte y confía en Jesús. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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