Limpio

“Gracias por ayudarme con esto”, expresó mamá después que ella y Evaluna terminaran de limpiar los polvos y aspirar la sala.  “Sin duda se ve mucho mejor ahora”.

Evaluna sonrió y miró alrededor de la habitación que acababan de limpiar.  El sol brillaba con fuerza a través de la ventana.  “¡Oh, no!”, exclamó al ver el extremo de la mesa.  “Me faltó una parte cuando limpié los polvos de ese mueble.  No se veía hasta que lo iluminó el sol”.  La niña corrió a traer el trapo de los polvos.

“¿Sabes una cosa?”, comentó su madre mientras Evaluna limpiaba la mesa otra vez.  “Nuestras vidas espirituales pueden ser así también”.

La niña dejó de limpiar y miró a su mamá.  “¿A qué te refieres?”

“A veces creemos que nos está yendo bien, que tenemos una buena vida y que todo está como debe ser”, contestó mamá.  “Pero cuando brilla sobre nosotros la luz del Hijo, del Hijo perfecto de Dios, Jesús, nos muestra el pecado en nuestras vidas que necesita ser limpiado”.

Evaluna sonrió y miró a su madre mientras agitaba el trapo del polvo.  “¿Quieres que te limpie a ti también?”, preguntó.

Su madre rio.  “No, gracias.  Puedes deshacerte del polvo en la mesa, pero solo Jesús puede deshacerse del pecado en nuestras vidas”.

“Eso me recuerda al versículo que aprendimos esta semana en la iglesia”, señaló Evaluna.  La niña recitó de memoria: “Primera de Juan 1:9 dice: ‘Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad’”.  Ella miró de cerca la mesa que acababa de limpiar.  “Jesús lava nuestro pecado, ¡así como acabo de quitar el polvo de esta mesa!”

“¡Eso es cierto!”, afirmó mamá.  “Él nos hace libres del castigo del pecado, que es la muerte, y también del poder del pecado.  Debido a que el Espíritu Santo vive dentro de nosotros, no tenemos que ceder a la tentación de pecar.  Podemos hacer lo correcto”.

Evaluna frotó el trapo una última vez en la mesa.  “¡Listo!”, aseguró.  “Ya no hay más polvo”.

“¡Muy bien!”, dijo su madre, sonriendo.  “Y por causa de Jesús, el Hijo de Dios, nosotras podemos decir lo mismo de nuestras vidas”.  —  RUTH I. JAY

JESÚS LIMPIA EL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: 1  JUAN  1:9

SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.

¿Has hecho algo malo que se volvió visible por la luz del Hijo, Jesús?  Cuando Él hace brillar Su luz perfecta en nosotros, eso revela el pecado en nuestras vidas que debemos llevar delante de Dios para que lo limpie.  Confiesa tu pecado a Jesús y Él lo borrará.  Luego vive a la luz de Su Espíritu y confía en que Él te ayudará a hacer lo que es correcto.

Clave de Hoy
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