El camino
“¡No voy a llorar! Tengo que estar en calma”, se dijo Doménica para sí. “Estaban aquí hace un minuto”. Mientras esperaba con su hermana y con sus padres para subir a una montaña rusa en la feria, la niña había ido a tomar un poco de agua en un bebedero cercano. Cuando regresó, ¡su familia había desaparecido! Doménica caminó por toda la larga fila de personas que esperaban en los juegos, pero sus padres y hermana no estaban ahí. “¿Dónde están?”, balbuceó, aguantándose las ganas de llorar. Rápidamente regresó al lugar donde habían almorzado, pero su familia no estaba a la vista en ningún lugar. “¿Qué voy a hacer ahora?”, se preguntó frenéticamente.
De repente, Doménica recordó algo. Su mamá les había dicho que, en caso de que se separaran, fueran a la rueda moscovita y esperaran ahí. Pero ¿dónde estaba la rueda moscovita? La niña miró a su alrededor. “Mamá dijo que podríamos verla desde cualquier lugar del parque”, pensó. “¡Ahí está!” Ella salió corriendo en dirección de la rueda moscovita, que estaba al otro lado del parque.
En pocos minutos, Doménica lloraba en los brazos de su madre. “Te buscamos por todos lados”, le contó mamá.
“Yo también los busqué”, contestó la niña, “y después me acordé de la rueda moscovita”. En seguida se sintió mejor y todos disfrutaron juntos el resto del día.
Al día siguiente, mientras Doménica y su familia regresaban a casa después de la iglesia, la niña se quedó pensativa. “Esta mañana, el pastor Miguel dijo que hay personas perdidas”, comentó. “Yo sé cómo se siente, ¡cuando estaba perdida tenía mucho miedo! Me alegra que no me quedé perdida para siempre. ¡Finalmente recordé que la rueda moscovita era el camino para encontrarlos! Pero no lo había pensado hasta después de haberlos buscado en muchos otros lugares”.
“Como dijiste, da mucho miedo estar perdido”, afirmó su padre, “especialmente cuando estamos perdidos de la manera en la que se refería el pastor Miguel, es decir, perdidos en el pecado”.
“Pero nadie tiene que estar perdido para siempre”, aseguró Doménica. “Jesús es el camino para que seamos salvos. Podemos ir a Él y ya no estaremos perdidos”.
“Es verdad”, señaló papá. “Él es el único camino para salvarnos del pecado y tener vida eterna”. — RAELENE E. PHILLIPS
JESÚS ES EL CAMINO
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 14:6
[JESÚS DIJO:] “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MÍ”.
¿Conoces el camino para ser salvo y tener vida eterna? Puede que intentes con muchos otros caminos, como hacer buenas obras, ir a la iglesia o dar dinero. Pero nada te salvará de perderte en el pecado. Solamente debes confiar en Jesús. Él puede salvarte. Acude a Él y confía en Él como tu Salvador. Entonces ya no estarás perdido. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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