¿Los quehaceres te agobian?
Berta entró sin energía a la cocina de su abuela y se dejó caer en una silla. “¡No es justo!”, exclamó la niña con despecho. “Mamá sabe que detesto lavar los platos. Preferiría hacer cualquier otro quehacer, pero no lavar la loza. Con todo gusto cortaría el pasto o lavaría la ropa, ¡cualquier cosa, menos los platos!”
“Hija, tú sabes que tu madre tiene mucho trabajo estos meses y realmente necesita tu ayuda en el hogar”, contestó la anciana.
“Lo sé, abuelita, pero ¿lavar platos? ¿Por qué no puedo hacer otras cosas y mamá lava la loza?”
“¿Sabías que antes detestaba cocinar?”, preguntó la abuela mientras servía a su nieta un tazón con una sopa que tenía un aroma delicioso. “Hubiera preferido limpiar una pocilga con cerdos antes que cocinar”. La anciana rio con la mirada de desconcierto que tenía Berta.
“¡Pero siempre estás cocinando! Cocinas para el refugio para personas sin hogar y para las damas de la iglesia. ¿Por qué lo haces si no te gusta?”, preguntó la niña con incredulidad.
“Ahora me encanta, pero cuando era joven y vivía en la granja, era mi tarea cocinar para mi familia de ocho personas. ¡No te imaginas cómo detestaba esa labor!”
Berta tomó una cucharada llena de sopa. “Entonces, ¿qué cambió?”
“Un día en la iglesia el pastor predicó un sermón sobre cómo debemos hacer todo como si estuviéramos trabajando para Jesús. Decidí intentarlo. Esa noche oré antes de empezar a cocinar: ‘Señor, detesto esta labor. Tú lo sabes. Pero Te amo y Tú estuviste dispuesto a sufrir y morir para salvarme, así que voy a cocinar estos alimentos en Tu honor’. ¡Y lo hice! Tuve un especial cuidado para que todo saliera perfecto. Canté alabanzas y oré para pedirle a Dios que bendijera los alimentos. Esa noche, durante la cena, todos me halagaron por la comida. Al día siguiente, otra vez decidí cocinar para Jesús. Después de unos meses, me di cuenta de que esperaba con ansias el momento de cocinar, para tener mi tiempo especial con el Señor”.
La semana siguiente, Berta entró dando brincos a la cocina de su abuela. “Hola, abuelita. ¿Quieres que lave tus platos mientras terminas de cocinar?” La anciana sonrió y asintió mientras la niña empezaba a cantar su alabanza favorita mientras llenaba el lavaplatos con agua y jabón”. — CASEY COMSTOCK
HAZ TUS QUEHACERES PARA JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS: 10:31
YA SEA QUE COMAN, QUE BEBAN, O QUE HAGAN CUALQUIER OTRA COSA, HÁGANLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS.
¿Hay ciertos quehaceres que te causan pesar? ¿Hay tareas en la escuela que te parecen aburridas? Trata de enfocarte en Jesús mientras realizas esa labor. Recuerda que Él estuvo dispuesto a hacer el trabajo difícil y doloroso de morir en una cruz para salvarte. Usa tus quehaceres como una oportunidad para agradecer y honrar a Jesús. Puedes encontrar gozo en cualquier tarea cuando la haces para la gloria de Dios.
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