Alas para Jesús

La devastación que dejó el huracán que azotó la aldea unos días antes se veía por todos los lugares que Amaya observaba.  La niña se limpió una lágrima que bajaba por su mejilla sucia, mientras caminaba por los escombros de otra casa que había sido destruida por la tormenta.  La gente de la pequeña isla remota donde Amaya y su familia vivían nunca podían haberse preparado para esto.  Al menos su familia sobrevivió, pero algunos de los familiares de sus amigos no tuvieron tanta suerte.

Cuando Amaya llegó al rudimentario refugio casero donde se había quedado su familia desde que su hogar quedó destruido, se sorprendió al oír a sus padres conversar con emoción en sus voces.  “Mamá, ¿qué está pasando?”  La niña rodeó la cintura de su madre con sus brazos.

“¡Hija, nuestras oraciones fueron contestadas!”  Los ojos de la madre brillaban con esperanza.  “¡Está en camino un avión con provisiones!”

“Alimentos, agua, jabón… ¡todo lo que necesitamos!”, agregó su padre con una amplia sonrisa.  “Observa los cielos, hija.  ¡Llegará hoy en algún momento!”

Amaya se subió a su colina favorita y se sentó con sus pies descalzos en el pasto, protegiendo sus ojos de los rayos del sol.  Mientras el día avanzaba, el sonido de las olas y la calidez del sol la arrullaron hasta que se quedó dormida.  Parecía que habían pasado unos pocos minutos cuando oyó el ruido de un fuerte zumbido.  La niña levantó la mirada y vio las alas de un avión que oscurecían a contraluz en el claro cielo de la tarde.  Corrió colina abajo lo más rápido que le llevaban sus pies. 

Esquivando las altas hierbas que rodeaban el perímetro de la polvorienta pista de aterrizaje de la isla, Amaya vio cómo la puerta se abría y luego apilaban cajas en el suelo.  Sus padres y otras personas de la comunidad se repartía gozosamente el contenido de las cajas.  Los niños bebían agua fresca y amontonaban lo que más podían de comida en sus bocas.

Amaya corrió dando brincos hasta donde estaba el piloto y miró hacia arriba con ojos destellantes.  “Gracias por venir a nosotros con sus alas”, murmuró en voz baja.

“¡De nada, señorita!  Jesús me dio estas alas y Él quería que yo volara para Él.  Es una de las maneras en que muestro a otros Su amor y cómo Él vino a salvarnos.  ¿Te gustaría oír más acerca de Él?”  —  SAVANNAH COLEMAN

SIRVE A OTROS; COMPARTE DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: MATEO 28:19

VAYAN, PUES, Y HAGAN DISCÍPULOS DE TODAS LAS NACIONES, BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.

¿Cómo puedes servir a los necesitados?  Dios puede usarte para suplir las necesidades de la gente en tu comunidad y en otros países.  Hay organizaciones como la que ayudó a Amaya y a su familia, que comparten las Buenas Nuevas de Jesús mientras proveen para las necesidades de la gente.  Pregúntale a Dios cómo puedes usar tu tiempo, talentos y los recursos con los que Él te ha bendecido para ayudar a los desposeídos y contarles del amor de Jesús.

Clave de Hoy
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