Parecidos de familia
La tía abuela Luisa le dio a Liliana un abrazo en la reunión familiar. “Eres el vivo retrato de tu madre”, le comentó la anciana.
Liliana trató de sonreír, pero se estaba cansando de oír ese tipo de comentarios. Toda la mañana le habían dicho lo mismo. “Esta reunión familiar no está tan divertida”, pensó la niña. “Lo único que saben decir los adultos es cómo mis primos y yo hemos crecido y a quién nos parecemos”.
La situación se empezó a ver más prometedora cuando el tío Juan organizó un juego de béisbol para los niños. “¡Qué bien! ¡Quizá la reunión no sea del todo aburrida después de todo!”, pensó Liliana mientras corría hacia el campo de juego. Le encantaba el béisbol. “¡Yo seré la lanzadora!”, gritó ansiosa.
El partido estuvo muy divertido. Liliana logró tres hits y uno de ellos fue un jonrón. Además, era una buena lanzadora y su equipo ganó el juego con siete puntos a cinco.
Cuando todos se dirigieron nuevamente a las mesas, la tía abuela Luisa arrinconó a Liliana nuevamente. La anciana frunció el ceño a ver el cabello despeinado y sudado, así como las manchas de tierra en las rodillas de sus pantalones. “¡Bueno!”, comentó la tía. “Ahora ya no te pareces a tu madre”.
Por un momento, Liliana se sintió molesta y quiso responderle con alguna grosería, pero se mordió la lengua. Se alegró cuando su madre vino a rescatarla. “Sí, tía Luisa, puede que Liliana se parezca a mí”, afirmó mamá, “pero nos emociona que haya heredado las habilidades atléticas de su padre”.
De camino a casa, ese mismo día, la madre se dirigió a Liliana. “Tu papá y yo estamos muy orgullosos de cómo te comportaste hoy”, señaló. “Sé que estabas harta de oír una y otra vez que te pareces a mí, pero te portaste muy educada y amigable”.
Su padre asintió. “Hoy te pareciste mucho a otro miembro de tu familia”.
“¿De verdad?”, preguntó Liliana. “¿A quién me parecía? ¿A la tía Penélope?”
Papá rio. “No, ¡te pareciste a Jesús! Trataste a todos con amabilidad y respeto, a pesar de que la gente te decía lo mismo y lo mismo, o incluso cosas que no debieron decir. Eso es lo que Jesús hubiera hecho. Puesto que eres parte de Su familia, estás creciendo para verte cada vez más como Jesús”. — RAELENE E. PHILLIPS
ACTÚA COMO UN HIJO O HIJA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:1
SEAN, PUES, IMITADORES DE DIOS COMO HIJOS AMADOS.
¿La gente te dice con frecuencia que te pareces a alguien de tu familia? A lo mejor te ves mucho como alguno de tus padres, un hermano u otro miembro de tu familia. ¿Y te pareces a Jesús? ¿La gente te dice que les recuerdas a Él? Nos asemejamos a Jesús cuando mostramos Su amor y bondad a otros, aun cuando dicen o hacen cosas que no nos gustan. Si eres parte de la familia de Dios, Él te está ayudando a crecer para que te veas más como Jesús.
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