Los primeros pasos de bebé
“Mamá, no sé qué hacer con respecto a Clelia”, comentó Iris después de entrar en la casa y colgar su abrigo. “Acaba de llamar a Carlos con un apodo muy cruel cuando él se tropezó con ella en el autobús. Me sentí tan feliz cuando Clelia se hizo cristiana el mes anterior, ¡pero ahora me está volviendo loca! Un día actúa como cristiana y al día siguiente miente, hace trampa o pone apodos a la gente. Tengo ganas de tirar la toalla con ella”.
“Espero que no te des por vencida”, sugirió su madre. “Más bien, ora por ella. Ora para que, mientras Clelia conozca mejor a Jesús, pueda mostrar más Su amor en lo que dice y hace cada día. Sé su amiga y ayúdala en todo lo que puedas”.
“No sé”, balbuceó Iris. “¡Parece inútil!”
Cuando Iris jugaba con su hermanito bebé esa noche, ella lo puso de pie. “¡Mamá! ¡Mira a David! ¡Quiere caminar!” En efecto, cuando Iris soltó la mano de David, el pequeño dio un paso inestable, antes de caerse. La niña lo ayudó a levantarse nuevamente. “Ven acá, David”, lo persuadió. “Ven, chiquito. ¡Tú puedes caminar!” Iris ayudó al bebé a levantarse varias veces, pero este no pudo dar más que un paso o dos, antes de desplomarse en el piso.
“Lo mejor será que te des por vencida”, indicó mamá. “David nunca podrá caminar. Siempre se cae”.
Iris miró a su madre, sorprendida. “¿Darme por vencida? ¿Qué estás diciendo? El bebé solo necesita ayuda y más tiempo. ¿Verdad, David?” La niña lo volvió a poner de pie y pacientemente lo animó para que volviera a caminar.
“Tienes toda la razón, hija”, afirmó mamá. “David sí necesita ayuda y más tiempo, al igual que Clelia. Ella es una cristiana bebé. Necesita mucho ánimo para dar sus primeros pasos en su caminar con Jesús. El aliento que le des le recordará que Jesús jamás se dará por vencido con ella, aun si hace cosas malas”.
Iris esturó sus brazos, al mismo tiempo que animaba a David a caminar otra vez. “Está bien, mamá”, señaló. “No me daré por vencida al ayudar a David para aprender a caminar y tampoco me rendiré con Clelia”. — GERI WALCOTT
ANIMA A LOS NUEVOS CRISTIANOS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 15:7
ACÉPTENSE LOS UNOS A LOS OTROS, COMO TAMBIÉN CRISTO NOS ACEPTÓ PARA LA GLORIA DE DIOS.
¿Conoces a algún cristiano “bebé”, es decir, a alguien que no ha seguido a Cristo por mucho tiempo? ¿Te fastidia cuando esa persona hace cosas que sientes que un cristiano no debería hacer? No te rindas con esa persona. Más bien, ora por él o por ella y dale ánimos.
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