La vitrina
Claudio y sus padres acababan de regresar de la iglesia. Papá le estaba enseñando los pasos para preparar hamburguesas cuando su madre salió al patio.
“Hijo, ¿qué tal si me ayudas a limpiar la vitrina después del almuerzo?”, señaló.
El niño frunció el ceño y se dio vuelta para dar un vistazo adentro de la casa, donde se encontraba la amenazante vitrina. “¿No la limpiamos hace poco?”, preguntó. Probablemente tendría un poco de polvo en la parte de arriba, pero nadie podría verlo.
“Bueno, necesita que lo limpiemos otra vez”, aseguró mamá. “No nos tomará mucho tiempo. Vamos, ¡será divertido!”
Claudio se encogió de hombros. “Está bien”. Su padre bajó la tapa de la parrilla y el niño se sentó en las gradas mientras mamá cerraba la puerta.
“Entonces, ¿qué aprendiste en la escuela dominical?”, preguntó papá.
“Que nuestros cuerpos son un templo para el Espíritu Santo”, explicó Claudio. “Pero no entendí bien. ¿Cómo pueden ser nuestros cuerpos un templo santo? No se parecen en nada a los templos que la Biblia describe”.
Su padre se quedó en silencio por un momento y entonces su mirada se detuvo en algo que había dentro de la casa. “¿Sabías que la vitrina de tu mamá, junto con la vajilla que está adentro, fue un regalo de tus abuelos?”
“No”, respondió Claudio.
“¿Y sabías por qué ella la limpia tan a menudo?”
El niño vaciló y luego contestó: “¿Porque es importante para ella y quiere cuidarla?”
Su padre asintió. “Eso me recuerda a nosotros. Dios nos creó con cuerpos y nos dio el Espíritu Santo, el cual viene a vivir en nuestro interior cuando ponemos nuestra fe en Jesús, así como la vitrina que tiene la vajilla adentro. Después que Jesús murió y resucitó, Dios hizo Su morada en las personas a las que salvó del pecado, en lugar de habitar en edificios hechos de piedra. Eso significa que nuestros cuerpos son templos santos. Puesto que los hemos recibido como regalos, debemos cuidarlos, así como tu mamá cuida esa vitrina. Esto lo hacemos cuando permanecemos alejados de cosas pecaminosas que pudieran dañarnos física, emocional o espiritualmente, y usando nuestros cuerpos para honrar a Dios”.
Papá abrió la tapa de la parrilla. “Parece que están listas. Comamos y después podrás ayudarle a tu mamá con la vitrina”. — E DOUGHERTY
HONRA A DIOS CON TU CUERPO
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 6:19 (NTV)
¿NO SE DAN CUENTA DE QUE SU CUERPO ES EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO, QUIEN VIVE EN USTEDES Y LES FUE DADO POR DIOS? USTEDES NO SE PERTENECEN A SÍ MISMOS.
¿Sabías que tu cuerpo es un templo santo? Si confías en Jesús como tu Salvador, ¡tienes el Espíritu Santo que mora en tu interior! Tu cuerpo es importante para Dios y Él desea usarlo para Su gloria. Cuida del templo de Dios escuchándolo cuando te guía para que te alejes del pecado y te acerques a lo que es correcto.
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