La estrella más brillante
“¡Cinco personas más fueron salvas en la campaña evangelística de hoy!”, exclamó el papá de Regina al entrar a la casa tarde una noche. “Estoy tan contento porque el pastor Hernández pudo ser el orador especial durante esta semana. Siempre creí que él tenía un verdadero don para predicar”.
“Sí, y muchos otros renovaron su fe en Jesús”, comentó mamá con alegría. “Los mensajes de tu amigo sin duda están tocando los corazones de la gente esta semana”.
Regina no dijo nada, pero estaba confundida. “¿Por qué todas estas personas escuchan ahora?”, se preguntó. “Papá predica a la misma gente todas las semanas, pero nadie había sido salvo por mucho tiempo. Ahora viene este evangelista especial y muchos han puesto su confianza o renovado su fe en Jesús. ¡No es justo!”
El padre de Regina se dio cuenta de que algo la perturbaba. “Estás muy callada, hijita. ¿No te cae bien el pastor Hernández?”
“Es buena gente, ¡pero tú eres tan bueno como él, papá!”, respondió la niña. “Ahora toda esta gente está haciendo las paces con Dios desde que ese pastor vino, ¡y se está llevando todo el crédito!”
“Mmm, te entiendo, a veces parece que es así“, expresó su padre. “Ven conmigo. Quiero mostrarte algo”. Él llevó a su hija al jardín y señaló el cielo. “A ver, ¿cuál es la estrella más brillante del cielo?”
Regina levantó la vista. “Esa de allá”. La niña apuntó una estrella en el occidente. “Oh… no, quizá es esa de allá. ¡No estoy segura!”
Papá sonrió. “De hecho, esa fue una pregunta capciosa porque ahora mismo no puedes ver a la estrella más brillante”. Él soltó una risa cuando su hija hizo una mueca. “Te daré una pista: En la mañana, cuando sale el sol, ¿cuál estrella será la más brillante?”
“¡Oh! El sol es la estrella más brillante, pero lo vemos solo durante el día”, contestó Regina. “Es tan brillante que ninguna de las otras estrellas asoma cuando el sol brilla”.
“Exactamente”, señaló papá, “y lo mismo pasa con las cosas que hacemos para Dios. Él nos usa a todos de diferentes maneras para atraer a las personas hacia Él y ayudarlos a crecer. El pastor Hernández y yo predicamos a la gente sobre Jesús, que es el mejor y más brillante de todos. Todo el crédito y la alabanza son para Él”. — RAELENE E. PHILLIPS
ALABA A DIOS, NO A LAS PERSONAS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 3:7 (NTV)
NO IMPORTA QUIÉN PLANTA O QUIÉN RIEGA; LO IMPORTANTE ES QUE DIOS HACE CRECER LA SEMILLA.
¿Te parece injusto que no te den el crédito por algo que hiciste para servir a Dios? ¿Alguien más recibió el crédito en vez de ti? En realidad, eso no es importante. Recuerda que sirves a Jesús, el cual te dio vida eterna y te ayuda a mostrar Su amor a otros. Él es el único que merece toda la alabanza. Si algo que hagas le da el crédito a Jesús, da las gracias.
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