La ardilla persistente

“Papá, ¿por qué tenemos que seguir orando por la abuela?”, preguntó Jacobo cuando terminaron su oración mañanera en la mesa del desayuno.  “Oramos por ella todos los días, pero no mejora ni un poquito”.

“Bueno…”  Su padre fue interrumpido por una ardilla bulliciosa que estaba afuera de la ventana.  La intrusa se trepó por el poste del alimentador de aves y los carboneros volaron a otro lugar.  Jacobo golpeó la ventana, pero la ardilla se rehusó a moverse.

“Esa ardilla está robándose las semillas de girasol que pusimos para los pájaros”, señaló Jacobo.

Su padre sonrió.  “Para detenerla, deberíamos poner un letrero que diga: ‘Solo para pájaros’, y luego enseñarle a leer”.

Jacobo rio.  “Para cuando aprenda, ¡nos habremos quedado sin comida para los pájaros!”

“Tienes razón”.  Papá fue al garaje y regresó con un pedazo de metal.  “Este es un deflector.  Lo podemos poner en el poste del alimentador de aves para que las ardillas no puedan trepar”.  Él y Jacobo pusieron el deflector y observaron para ver qué pasaría.

La ardilla llegó y trató de trepar por encima del deflector.  Cuando eso no funcionó, se trepó a un árbol cercano y saltó desde la rama más baja hacia el alimentador”.

“Lo arreglaré”, indicó el padre.  Caminó a donde estaba el alimentador y movió el poste varios metros, lejos del árbol.  La ardilla se fue y después regresó y saltó de una rama más alta”.

“Este animalito es persistente”, comentó papá.  Entonces fue a la cocina y regresó con un par de mazorcas de maíz.

“¿Para qué es eso?”, preguntó Jacobo.

“A veces hay que ceder con las ardillas”, admitió su padre mientras ubicaba las mazorcas de maíz lejos del alimentador de aves.  “Así la ardilla dejará en paz la comida de los pájaros y estos podrán alimentarse”.  Él miró a su hijo.  “¿Sabías que la Biblia dice que, al orar, debemos actuar como esta ardilla?”

Jacobo se quedó perplejo.  “¿Eso dice?”

Papá asintió.  “Dios quiere que oremos persistentemente, aun cuando no veamos que las cosas cambian.  Él promete que obrará todo para nuestro bien”.

“¿Así como darle maíz a la ardilla era lo mejor para ella y para los pájaros?”

“Exactamente”, aseguró el padre.  “Jesús nos ama y escucha todas nuestras oraciones.  Tenemos que seguir orando por la abuela y confiar en Él”.  —  DAVID J. BELLEAU

NO DEJES DE ORAR

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 55:17

TARDE, MAÑANA Y MEDIODÍA ME LAMENTARÉ Y GEMIRÉ, Y ÉL OIRÁ MI VOZ.

¿Oras por algo una, dos veces y luego no lo haces más?  ¿O sigues orando y esperas que Dios responda?  No te rindas.  Sigue llevando tus problemas a Dios en oración.  Conversa con Jesús como con un amigo.  Él te ama y escucha cada una de tus peticiones.  Confía en que Él responderá de la manera que Él sabe que es mejor

Clave de Hoy
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