No es como yo
Después de hacer algunos mandados, Serena y su mamá se detuvieron en su parque favorito. Tenía muchos túneles y toboganes. Cuando Serena se trepó al punto más alto de los juegos, vio a una niña de su misma edad, sentada en la caja de arena y dibujando círculos en el suelo con una mirada solitaria.
Serena bajó rápidamente por un tobogán, con la intención de preguntarle a la niña si quería jugar. Pero se detuvo de repente. Cuando la niña se volvió al otro lado, ¡Serena notó que no tenía su brazo derecho! Se dio la vuelta y corrió hacia el otro lado.
Mamá estaba sentada en una sábana que extendió en el piso, tomando limonada. Serena se dejó caer junto a ella. “Mamá, creo que estoy lista para ir a casa”.
Su madre frunció el ceño mientras servía un poco de limonada para su hija. “¿Qué pasa, hijita? ¡Acabamos de llegar!” Serena suspiró. “Dímelo”, le animó mamá con delicadeza.
“Bueno… ¿ves esa niña que está ahí?” Serena inclinó su cabeza hacia la caja de arena. “Iba a pedirle que jugara conmigo porque se veía sola, pero me asusté. ¡No sé qué decirle! Es que ella… no es como yo”.
“Serena, ¿has puesto tu confianza en Jesús como tu Salvador?”, preguntó tranquilamente su madre.
Serena sonrió de un modo que dejó ver sus hoyuelos y asintió.
“Entonces, ¿a quién tienes en tu interior para que te ayude a amar a otros y ser como Jesús?”, preguntó mamá.
Los ojos de Serena se iluminaron. “¡Al Espíritu Santo! Entonces, a pesar de que esa niña es diferente que yo, todavía puedo mostrarle el amor de Jesús”.
Su madre le dio una caricia. “No te olvides, Serena, solo porque alguien se ve diferente a ti no significa que necesite un amor diferente. Todos necesitamos el amor de Jesús. Y, ¿quién sabe? ¡Quizá podrías hacer una nueva amiga!”
Serena sirvió un vaso de limonada y se puso de pie para dirigirse donde se encontraba la otra niña. “Mamá, sé que Jesús habló acerca de llegar a otros por medio de darles de beber agua, ¡pero creo que a esta niña le gustará más la limonada!” — SAVANNAH COLEMAN
DEMUESTRA AMOR A TODAS LAS PERSONAS
VERSÍCULO CLAVE: BE EFESIOS 5:1
SEAN, PUES, IMITADORES DE DIOS COMO HIJOS AMADOS.
¿Te cuesta hablar con las personas que se ven o actúan diferente a ti? Si eres un hijo o hija de Dios, tienes Su Espíritu Santo en tu interior para ayudarte a amar a los demás como Jesús. No debes tener miedo de decir algo malo; el simple hecho de buscar amar a otros, a pesar de las diferencias, comunica mucho más que las palabras.
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