Un testigo firme
“Nunca más volveré a invitar a José a la iglesia”, le comentó Darío a su papá mientras paseaban al perro. El niño lanzó un palito. “¡Tráelo, Rosti! ¡Ve por él!”, gritó, y su perro salió tras el palito dando brincos.
“¿Por qué no quieres volver a invitar a José?”, preguntó su padre.
“Porque ya le he invitado tres veces y siempre dice que no”. Darío tomó el palito que le trajo Rosti y lo volvió a lanzar.
Papá se quedó en silencio por un momento. “¿Alguna vez has oído la palabra firmeza, hijo?”
“No. ¿Qué significa?”, preguntó Darío.
“Significa perseverar. En la Biblia, se dice que los primeros cristianos eran perseverantes y permanecían firmes. A lo mejor es la razón por la que muchas personas fueron añadidas a la iglesia. Hoy en día, los cristianos también debemos ser firmes”. El padre observó cómo Rosti se lanzaba detrás de otro palo que Darío lanzó. “Piensa en la forma en que entrenaste a Rosti, por ejemplo. ¿Cuánto tiempo te tomó enseñarle a que te trajera el palito? ¿Solo un intento? ¿Tres? ¿O aun más?”
“Mucho más que eso, papá”, aseguró el niño.
Papá asintió. “¿Y cuánto tiempo ha pasado desde que recibiste a Jesús como tu Salvador?”
Darío miró a su padre, sorprendido. “No sé con exactitud, pero supongo que hace como un año”.
“Bueno, antes de eso, ¿cuántas veces oíste el evangelio en la iglesia o en la casa, de mí y de tu mamá?”
El niño se encogió de hombros. “Lo oí una y otra vez. Me parecería que lo he oído durante toda mi vida”. Darío vaciló. “Si las personas me hubieran hablado de Jesús solo tres veces y darse por vencidas a la tercera, quizá ahora no sería cristiano”, pensó.
“Creo que estoy dándome por vencido demasiado pronto con José”, admitió Darío. “Debería seguir invitándolo y ser paciente como lo fui con Rosti y como ustedes lo fueron conmigo”.
“Buena idea”, expresó su padre. “Pero, antes que nada, sigue siendo un buen amigo para él. Muéstrale el amor de Dios y lo que Él significa para ti. Entonces, algún día, puede ser que muestre interés en venir a la iglesia. Pero aun si no fuera así, sé paciente y sigue orando por él. Debemos ser pacientes con los demás, así como Jesús lo es con nosotros. Él te ayudará a ser un testigo de Su amor y de Su gracia, y a contar a otros sobre Él, incluso cuando no veas ningún resultado”. — RUTH I. JAY
SÉ UN TESTIGO FIRME
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:58
ESTÉN FIRMES, CONSTANTES, ABUNDANDO SIEMPRE EN LA OBRA DEL SEÑOR, SABIENDO QUE SU TRABAJO EN EL SEÑOR NO ES EN VANO.
¿Conoces a otras personas que necesitan a Jesús? ¿Les has contado lo que Él ha hecho por ti? ¿Les muestras consistentemente Su amor en tus palabras y acciones? Permanece firme al dar testimonio y orar por tus amigos y familia. Aun si no ves los resultados en seguida, o nunca, incluso, no sabes cómo Dios podría utilizar tu influencia para traer alguien hacia Él. Sé un testigo firme y déjale los resultados al Señor.
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